“El cacao representa un emblema para nuestra cultura, por lo que es importante para la etnia rescatar el legado que dejaron nuestros antepasados”, afirma Bartolomé Ábrego, de 36 años y oriundo de la comarca Ngäbe Buglé.
Redacción
Ábrego y 20 jóvenes de la etnia Ngäbe Buglé, uno de los siete pueblos originarios de Panamá, crearon la Asociación Ñobä (Añobä), que significa cacao en su idioma originario, el año pasado, con el fin de crear sistemas agroforestales de cultivo de cacao.
Actualmente, están transformando al menos una decena de fincas en Bocas del Toro, provincia panameña fronteriza con Costa Rica, en parcelas con sistemas agroforestales de cacao, es decir, que combinan en la misma unidad productiva este fruto como principal cultivo, en asocio con árboles maderables, frutales, plátanos, entre otros, con la idea de generar ingresos en el corto plazo.
Añobä, que aún está en proceso de constitución, tiene más de 11.000 plantas sembradas en viveros en uno de cada finca, después que el pasado febrero iniciaron en trasplante de cacao al campo y que en julio del 2020 establecieron dichos invernaderos. De las diez fincas, cinco están siendo trabajadas con una densidad de 4×4 metros y las otras con 3×3 y el fin es establecer 1.150 plantas de cacao en cada hectárea para luego ser trasplantados en el campo.
Queremos establecer una organización productora de cacao con un sistema de producción 100 % orgánico y amigable con el ambiente
CULTURA Y MEDIO AMBIENTE
La apuesta por el cacao no solo entraña una connotación cultural, sino que además desde Añobä quieren “ofrecer este producto orgánico, que contiene propiedades que benefician a la salud de las personas”, afirma Ábrego.
“El cacao es cultivo que aporta a la parte ambiental trabajando en sistemas agroforestal (SAF) porque contribuye de manera importante a la conservación del ambiente, promoviendo la reforestación y preservando la biodiversidad”, explica.
A juicio de Ábrego, trabajar bajo un sistema agroforestal da “grandes ventanas al agricultor”, ya que “no depende de un solo cultivo, sino de varios ciclos que aportan a la cadena alimentaria y genera ingresos a corto y largo plazo”. “El cacao se cultiva a la sombra de otros árboles maderables y de cultivo musácea que le provee un entorno seguro, cálido y húmedo, vital para su desarrollo”, añadió.
