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    Cierra una fundición por su contaminación extrema en la bahía chilena

    Redacción

    Una crisis sanitaria que en 20 días dejó a 500 niños y niñas intoxicados en los municipios colindantes de Quintero y Puchuncaví detonó la decisión de cerrar la Fundición Ventanas en una primera medida concreta para terminar con una zona de sacrificio en Chile.

    La medida fue respaldada por el presidente Gabriel Boric quien reiteró su decisión a avanzar hacia un gobierno ecológico. La decisión de la estatal Corporación Nacional del Cobre (Codelco), la principal productora del mineral del mundo, fue anunciada el 17 de junio, tras una paralización temporal de la planta ocho días antes, y solo tuvo en contra la poderosa Federación de Trabajadores del Cobre.

    El sindicato reaccionó con la convocatoria a un paro, que terminó a los dos días, cuando los dirigentes aceptaron dialogar para un cierre organizado de la fundición, que se producirá en un plazo máximo de cinco años y se reemplazará por otra planta moderna en un emplazamiento aún no establecido.

    La fundición es una instalación anticuada que ha sufrido reiterados episodios de contaminación dióxido de azufre, uno de los químicos causantes del deterioro de salud de los habitantes de Quintero, con 26 000 residentes, y Puchuncaví, con 19 000.

    En los últimos tres años Codelco invirtió 152 millones de dólares para modernizar esta fundición pero sin éxito, admitió el presidente de Codelco, Máximo Pacheco. El directivo argumentó el cierre por “el clima de incertidumbre vivido por décadas que le hace muy mal a los trabajadores, a las familias y a la comunidad”.

    Es el primer paso para que Quintero y Puchuncaví salgan de la categoría de daño

    SARA LARRAIN

    Para Sara Larraín, directora ejecutiva de la organización no gubernamental Chile Sustentable, este cierre definitivo hace justicia. “Es el primer paso para que Quintero y Puchuncaví salgan de la categoría de daño que se denomina zona de sacrificio donde por décadas se han superado las normas de emisión”, comentó.

    Las áreas de sacrificio definen a territorios que soportan un excesivo daño ambiental por la sobreexplotación industrial. Ello coloca en vulnerabilidad y pobreza a los residentes en los asentamientos en el área, al asumir una parte desproporcionada de contaminación, desechos tóxicos e industria pesada.

    Los dos municipios colindantes, a 156 kilómetros al oeste de Santiago, califican como zona de sacrificio, igual que Mejillones, Huasco y Tocopilla, en el norte, y Coronel, en el sur de Chile, porque allí se conculca el derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación.

    Fuente: ipsnoticias.net