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    El cambio al horario de invierno, según países

    Redacción

    El invierno se aproxima y con ello el cambio de horario. Las horas de la primavera llegan a su fin y Estados Unidos, así como muchos otros países del mundo, preparan sus relojes para darle la bienvenida al nuevo horario.

    Todos los países del hemisferio norte realizan el cambio de horario conforme el otoño y el invierno se aproximan. Cada nación tiene sus propias fechas para realizar este cambio.

    En el caso de los Estados Unidos, el cambio de horario para el invierno se da el primer domingo de noviembre, es decir, durante la madrugada del próximo 7 de noviembre. La hora oficial del cambio es a las 2:00 a.m. del domingo según la zona horaria de cada región.

    Durante la madrugada del domingo 7 de noviembre, deberás retrasar una hora tu reloj sobre el horario establecido de tu zona.

    El cambio se realiza desde el Atlántico, pasando por el este, el centro y la zona del pacífico; a excepción de Alaska, Hawaii, Arizona, Puerto Rico, Guam, Samoa Americana y las Islas Vírgenes.

    Debido a la cercanía con Estados Unidos, los estados fronterizos de México, como Baja California, Chihuahua, Tamaulipas y Nuevo León, también cambiarán de horario para la mencionada fecha. El resto de México hará lo propio una semana antes, el domingo 31 de octubre.

    El horario de invierno estará vigente hasta que la primavera vuelva a llegar, es decir, hasta marzo de 2022.

    Reloj biológico

    Aunque muchas personas se cuestionan sobre si este cambio de hora afecta a nuestra salud o no, lo cierto es que desde el punto de vista biológico no hay estudios concluyentes acerca de que el cambio de hora produzca trastornos a nivel fisiológico. Sin embargo, sí ocasiona pequeños desajustes, pero son más personales o domésticos.

    El cuerpo humano realiza muchas de sus funciones biológicas de manera que se repiten periódicamente con una regularidad de 24 horas. El sentido de tal periodicidad es que el conjunto de las funciones fisiológicas (hormonas, temperatura, inmunidad, etc.) puedan producirse de manera coordinada, de manera que, por ejemplo, mientras estemos dormidos no se produzcan picos de secreción de algunas hormonas que pueden despertarnos. El sueño es una de ellas.

    El organizador de todo esto es el llamado reloj biológico: un grupo de neuronas situadas en el cerebro que tienen la capacidad de emitir de manera cíclica una señal, igual que un reloj. Así, mediante la señal periódica que emiten estas neuronas se marca el tiempo a las restantes funciones del organismo.

    Por otro lado, aunque este reloj marca un horario propio, se ajusta continuamente según la información que recibe de dentro, por el ejercicio físico y la información nutricional, y de fuera, por el ciclo día-noche y cambios horarios del organismo.

    Este mismo principio es aplicable para las personas que realizan trabajo por turnos, o que tienen que cambiar bruscamente sus horarios de sueño/vigilia. La capacidad de adaptación de nuestros ritmos biológicos no es la misma para todas las edades. Los niños y los ancianos tienen una adaptabilidad menor y les cuesta algo más de tiempo adaptarse.

    En principio, el cambio de hora no tiene mayores consecuencias para la salud, ya que el organismo tiene capacidad suficiente para adaptarse en cuestión de pocos días a un cambio horario que por otro lado resulta mínimo.

    Fuente: As