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    Vende sus cuentos en la calle y a los 74 años publica su primer libro

    Para la escritora, los cuentos son los “juguetes del alma” de los niños y niñas

    Redacción

    Beatriz Leroy, hace años comercializa sus creaciones infantiles escritas a mano en las esquinas de Rosario. Una periodista la descubrió, contó sobre sus creaciones, y una editorial decidió hacer su sueño realidad.

    Un grillo que le da una serenata a la luna, un leñador que duerme en las ramas de un árbol, una niña en bicicleta. Cielos cargados de estrellas, bosques perfumados de flores, perritos y niños cariñosos. Su universo está hecho de palabras preciosas que encuentra por casualidad. Las apila, una a una, hasta que juntas, brillan. Esos destellos son historias fantásticas para los niños, y para los adultos que se dejen llevar, y que plasma en sus cuentos, ésos que vende en las esquinas de Rosario.

    Beatriz Leroy con el borrador de su primer libro de cuentos infantiles.

    Como si de un cuento de hadas se tratase, los escritos ambulantes que Beatriz escribe desde adolescente en los papeles que encuentra, incluso en el reverso de los números de la Lotería – en plena pandemia, acorralada por la falta de trabajo decidió fotocopiar y venderlos en la calle– fueron reunidos en un libro llamado “Los Cuentos de la abuela Betty”, de la editorial Subez.

    A los 74 años, Beatriz Leroy se convirtió en una escritora propiamente dicha, una autora de literatura infantil publicada. Podría ser un “colorín colorado”, el final feliz de una fábula en la que ella es la protagonista. Pero, más allá de la magia que envuelve el sueño convertido en realidad, en este caso la añoranza de ver su nombre en una tapa, puede que sea el comienzo de una nueva historia.

    El Medio de Comunicación Rosario3 descubrió a Betty, vendiendo su obra a los automovilistas, cuando el semáforo le daba permiso para colarse entre los coches. Era plena pandemia, en 2022, no podía continuar su trabajo de cuidado de enfermos por lo que vio una posibilidad de sumar un ingreso económico con la comercialización de los cuentos y poesías que escribe desde los 15 años. Por entonces, un amigo la ayudó a fotocopiar sus textos de puño y letra que ofrecía a 150 pesos.

    Manuscrito de los cuentos.

    Algunos meses después de que se publicara la nota de Betty, su autora, la periodista Belén Bertero, recibió el mensaje de una antigua compañera de trabajo, Estefanía Faerman, quien se desempeña en la editorial Revuelta Literaria, un movimiento cultural que hace 10 años promueve el arte de modo colaborativo y social en San Nicolás de personas desconocidas. Después de un año de trabajo, en el que reunieron fondos de manera colaborativa, el libro es un hecho.

    Me está pasando algo maravilloso, voy a hacer mi primera publicación

    Para mí es algo emocionante haber podido llegar a hacer la presentación de una parte de mis libros porque hay varios tomos más que tengo escritos, muchos los perdí en 3 robos que sufrí”, comentó en contacto con Rosario3.

     Estoy maravillosamente entusiasmada de que mis cuentos hayan llegado a la editorial Subez”, continuó sobre la publicación que además de textos, integra ejercicios plásticos. “Yo quise que el niño lo haga propio como un juguete del alma, así tienen que ser siempre los cuentos, con dibujos que se asemejen a la mano del niño, porque deja el corazón dibujando”, resaltó.

    Beatriz trabajó muchos años en la industria textil de manera irregular. Cuando se hizo grande, comenzó a cuidar enfermos. “Siempre me gustó escribir y escribía en cualquier papel que encontraba, lo que sentía en el momento. Cuando salía de trabajar a la mañana no me quería ir a dormir porque quería ver la vida y fue así que escribí mi poesía y algunos cuentos”, sostuvo. Y recordó: “Primero, lo que más usaba para escribir eran las hojas de la Lotería. Entonces, yo le decía a la gente que no mire del otro lado poque se veían todos los números”.

    Beatriz Leroy, en Rosario.

    Consultada sobre su inspiración a la hora de crear sus relatos, la “abuela” Betty confió que es la “vida”. Puede derpertarla desde una palabra en un cartel hasta alguna experiencia: “Una vez vi que en la plaza Pringles habían puesto varios globos y cuando terminó la actividad, quedó uno solo olvidado. No recuerdo las palabras exactas de la poesía que escribí, pero fue sobre la tristeza de ese globo que había quedado solo. Fue una poesía sobre ese momento exacto”, precisó al tiempo que resumió: 

    Escribir me llena parte del corazón

    Fuente: rosario3