La firma Pisaverde, junto a la empresa Badanascan, ambas de Tenerife (Canarias) crean una línea de calzado artesanal fabricado a partir hilo extraído de platanera y tintado de cochinilla
Redacción
Pisar el suelo, pero con conciencia medioambiental, es el reto de la firma tinerfeña especializada en calzado Pisaverde. Ser sostenibles y respetuosos con el planeta guían los pasos de esta enseña artesana, para la que el reciclaje y la producción ecológica local son parte imprescindible de su labor. Una apuesta por la diversificación del negocio que llevó a la marca a la creación de una nueva línea de producción de calzado procedente de la fibra extraída del tallo de la platanera y con tintes fabricados a partir de cochinilla.
Planteando como innovación principal la extracción de la fibra del tronco vivo de la platanera una vez recogido el plátano, es decir, extracción de la materia prima, transformación en fibra y fabricación del producto final, Pisaverde junto a la empresa Badanascan se unieron para crear diseños propios de zapatos que aporta un alto valor añadido a la iniciativa de la empresa, según explica Plácido Alonso, fundador de la firma.
Un proyecto de consumo biodegradable, que no contamina en el proceso y cuenta con la gran prestación de un producto apto para reincorporarlo a la cadena de reciclaje de residuos naturales, derivado del cultivo por excelencia de Tenerife y de gran parte de Canarias.
Sobre la materia prima que utiliza, el artesano comenta que “en el confinamiento empecé a entretenerme con las plataneras de mi finca. Al principio sacábamos la fibra con un palo pero ahora tenemos nuestra propia máquina de extracción para ir más rápido”. Para alcanzar el resultado deseado, Plácido necesitó “investigar técnicas de hilado porque la fibra de plátano es distinta de la lana o el algodón y no se puede hilar como tradicionalmente”. En este empeño innovador también crearon “una máquina para peinar la fibra, que la suavizara hasta dejarla como una melena” y también “un telar específico” porque, además de su propia producción, tienen “algunos clientes fijos que nos piden hilo y fibra para tejer”.
En cuanto al tinte se decantaron principalmente por la cochinilla, una solución tradicional y otrora sector pujante de la economía canaria. “Para los rojos, lilas, azules y morados usamos la cochinilla y el achiote (árbol con semillas que coloran de rojo) y luego mordiente para fijar el tinte como el alumbre, la sal y algún tipo de vinagre”, repasa Plácido. La lista de insumos para producir estos zapatos se completa con “pieles de reciclaje, suelas hechas con ruedas usadas, plantillas de cueros naturales e incluso pegamentos con base de agua para evitar disolventes tóxicos”.
Solo una tienda
Si bien la producción a partir de plataneras es más reciente, Plácido lleva “más de 30 años dedicado al reciclaje de pieles, suelas o botellas de plástico, con nuestro diseño de Pisaverde”. El golpe de la pandemia todavía duele a los pequeños empresarios y, en su caso particular, le ha supuesto perder muchos puntos de venta. “Teníamos 17 tiendas en Europa a quienes servíamos, una tienda propia en Londres, en Camden Town, así como tiendas en todas las Islas”, recuerda este artesano emprendedor, cuya presencia a día de hoy, internet aparte, se limita a una única tienda en La Laguna, a la que proveen desde su taller instalado en Tacoronte.
“A las pequeñas empresas se nos ha vetado todo porque no llegamos al nivel de inversiones que nos exigen. Somos artesanos, no una industria, casi todos los procesos son manuales y no es un trabajo con el que puedas hacerte millonario”, señala Plácido sobre los condicionantes económicos para acceder a incentivos o subvenciones. “Ni el Gobierno canario ni el Cabildo han querido nunca apoyarnos, con unos requisitos que son inviables para empresas pequeñas”, asegura. A todo ello hay que sumar los obstáculos para llevar su producción fuera de Canarias, que complican y a menudo imposibilitan la venta por internet. “El precio de venta aumenta aumenta hasta un 60 o 70% entre transporte, intermediarios e IVA por lo que un par de zapatos que cuesten 130 euros pueden acabar en un precio final de 200 euros y eso disuade a muchos compradores”.
Según asegura Plácido, el transporte “es una odisea” y la carga impositiva “un despropósito económico” por lo que “no tenemos ninguna capacidad de competir con los productores peninsulares”, denuncia. Para ilustrar la situación de las pequeñas empresas en Canarias recurre a una popular viñeta humorística en la que “examinan a un mono, a una vaca y a un elefante sobre cómo escalar un árbol”, ejemplifica.
Ser real no está de moda
Ante la incredulidad de algunos clientes sobre su producción a base de fibra platanera, Plácido se está planteando trasladar “parte del taller a la tienda” para poner en valor una labor puramente artesanal. “El proceso es tan mágico que la gente ni se lo cree, se ríen y dudan, creen que es otro souvenir industrial traído de China y ni se plantean que pueda estar hecho con una filosofía de vida”. En este sentido señala que, en medio de tanta publicidad engañosa, algunos clientes se muestran reacios a aceptar que la materia prima principal procede del tallo de la platanera. “No está de moda que sea real”, lamenta con ironía antes de recurrir a otro ejemplo clarificador. “Es como esos zumos de supermercado que solo tienen un 4% de fruta”, compara.
La marca Pisaverde, recuerda Plácido, fue creada como “respuesta rebelde hacia un consumo industrial” que ofrece diseños únicos de creación propia en cada par de zapatos, además de un respetuoso proceso productivo.
Fuentes: Pisaverde / Atlántico Hoy