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    Una victoria ambiental para las guardianas del lago Titicaca

    Gracias al esfuerzo de un grupo de mujeres quechuas y aymaras, hoy esta masa de agua dulce es oficialmente reconocida como sujeto de derecho en Perú

    Redacción

    “¿El lago acaso habla? ¿Respira? ¿Tiene vida? Sí, para nosotras sí”, afirma Soraya Poma, presidenta de la Red de Mujeres en Defensa del Lago Titicaca. Con 40 años, mirada firme y cabello trenzado, Poma lidera la agrupación que reúne a 45 integrantes de distintas localidades de la región de Puno, Perú.

    A 3.827 metros de altitud, a estas mujeres no solo las une la preocupación por la contaminación, sino también el vínculo con su cultura y sus descendientes. “[El lago] está enfermo. Los peces están desapareciendo. Es una inquietud grande. Por eso estamos luchando. ¿Qué les va a esperar a nuestras futuras generaciones?”, sostiene.

    Recientemente, la lucha medioambiental de estas mujeres ha escrito un nuevo capítulo. Gracias a su esfuerzo, hoy el lago Titicaca es oficialmente reconocido como sujeto de derecho, un instrumento legal promovido por estas lideresas indígenas para proteger al lago navegable más alto del mundo.

    Desde 2024, las lideresas de la red habían trabajado en una ordenanza que aspirase a reparar y prevenir un eventual colapso ambiental. A base de perseverancia, este grupo de mujeres logró que el Consejo Regional de Puno votara por unanimidad a finales de abril de 2025 a favor de la aprobación de una ordenanza regional gracias a la cual el Titicaca pudiera contar con personalidad jurídica. Sin embargo, tras el entusiasmo inicial, pronto circularon comunicados de diferentes instancias del Gobierno peruano cuestionando la medida, argumentando un conflicto de competencias.

    Perú, Bolivía,A pesar de la oposición y demoras, la ordenanza fue votada una segunda vez en el Consejo Regional y, nuevamente, ganó. Esta victoria fue oficialmente promulgada con la publicación de la ordenanza el 20 de septiembre en el Diario Oficial El Peruano.

    Como parte de este logro, se resalta que esta medida de protección jurídica tiene como fundamento “el derecho consuetudinario de los pueblos indígenas”, que reconoce las normas y costumbres que rigen la vida comunitaria de las culturas originarias. Con ella, el lago Titicaca recupera ahora su derecho milenario a existir. “De todo hemos pasado con este proceso. Hemos tenido momentos de alegría, cólera y preocupación”, recuerda Poma.

    REGLAMENTO

    Las lideresas saben que la aprobación de la ordenanza es el primer paso de un largo camino. Actualmente trabajan en el reglamento de la implementación de la ordenanza y están visitando localidades rurales de la región para informar a la población en quechua y aymara. A medio plazo, la Red está considerando convertir la ordenanza en un proyecto de ley de alcance nacional.

    “No podemos esperar a que todo el lago se contamine. La política estatal de cuidado ambiental debe ser preventiva”, advierte el abogado Julio Mejía Tapia, especialista legal que acompaña a las lideresas junto con el Centro Bartolomé de Las Casas. “La ordenanza implica abandonar la relación antropocéntrica, donde protegemos el entorno solo porque nos conviene”, añade. Como resultado, ante posibles actividades contaminantes, serían las organizaciones que representan al lago las que podrían exigir mecanismos de restauración o descontaminación. Autoridades, comunidades o colectivos, como la Red de Mujeres en Defensa del Lago Titicaca, podrían representarlo legalmente.

    La política estatal de cuidado ambiental debe ser preventiva

    JULIO MEJÍA TAPIA

    Esta medida ofrece esperanza para el lado peruano del Titicaca, donde los ecosistemas están en peligro debido a los pasivos mineros, aguas residuales y residuos que contaminan sus afluentes. En un monitoreo del Sistema Nacional de Información Ambiental (SINIA) se difundió que las concentraciones de metales pesados en el agua están “asociados a la composición geológica local, la presencia de pasivos ambientales mineros y el desarrollo de actividades mineras”.

    Por ejemplo, los ríos Ramis, Coata, Ilave, Huancané y Suches son los principales afluentes que desembocan en el lado peruano del lago, aportando un 85 % del volumen total del agua superficial de la cuenca. Sin excepción, todos transportan metales pesados. Desde las zonas altas recorren cientos de kilómetros, pasando por minas, sembríos, comunidades y poblados hasta llegar al Titicaca, según una investigación de 2022 realizada por la Autoridad Binacional Autónoma del Lago Titicaca.

    Fuente: elpais.com