Con el proyecto ilumina gratis un convento, una iglesia, dos escuelas y una clínica en el Congo
Redacción
La hermana Alphonsine Ciza, una monja congoleña, construyó una pequeña central hidroeléctrica para proporcionar energía a todo su pueblo. Así trabaja en su invención, mientras viste su tradicional velo blanco.
La hermana Alphonsine Ciza pasa la mayor parte del día con botas de goma y el velo blanco bajo un sombrero de constructora, atendiendo la microcentral hidroeléctrica que construyó para superar los cortes de electricidad diarios en su pueblo de Miti, en el este de la República Democrática del Congo.
Trabaja las 24 horas del día con un equipo de monjas e ingenieros, engrasando la maquinaria y comprobando los diales de un generador que se alimenta de un embalse cercano y que ilumina gratuitamente un convento, una iglesia, dos escuelas y una clínica.
Sin la planta, los residentes sólo tendrían electricidad dos o tres días a la semana durante unas pocas horas. «Las hermanas… no podemos funcionar así porque tenemos que prestar muchos servicios«, dijo Ciza, de 55 años, con un medidor de voltaje portátil colgado del cuello en esta ciudad de unos 300.000 habitantes, cerca de la frontera con Ruanda.
Los apagones son un trastorno diario en el Congo, un vasto país centroafricano de unos 90 millones de habitantes que obtiene la mayor parte de su electricidad de un sistema hidroeléctrico deteriorado y mal gestionado. Harta de depender de la luz de las velas y de los costosos generadores alimentados por combustible, Ciza empezó a recaudar dinero en 2015 para construir la central hidroeléctrica.
INGENIERÍA MECÁNICA
Cuando era una joven monja, aprendió a reparar las averías eléctricas del convento, lo que convenció a sus superiores para que la enviaran a estudiar ingeniería mecánica. El convento de Ciza tardó tres años en reunir los 297.000 dólares necesarios y construir la central, que genera entre 0,05 y 0,1 MW.
Gracias a los esfuerzos de Ciza, los alumnos de la escuela secundaria Maendeleo de Miti pueden ahora aprender informática a través de las pantallas y no de los libros.
Fuente: agroalimentando.com y cnnespanol.com/mundo