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    Un estudio confirma que existen civilizaciones interestelares avanzadas

    Los investigadores bucean en el espacio y hallan una tecnoseñal que podría ser la primera evidencia de una civilización espacial 

    Redacción

    Un equipo de investigadores ha decidido bucear en el océano de datos que nos proporcionan nuestros observatorios espaciales en busca de señales tecnológicas que coincidan con las que emitirían las teóricas esferas de Dyson. Estas supuestas megaestructuras pueden rodear a una estrella para aprovechar toda su energía y solo es posible construirlas con cocimientos de ingeniería y física mucho más avanzados que los nuestros. Los investigadores han hallado cientos de posibles señales que pueden venir de una esfera de Dyson, pero entre ellas han encontrado 7 que no tienen indicios de origen natural, aseguran.

    La búsqueda de esferas de Dyson la lideran dos equipos de astrónomos: uno liderado por Matías Suazo, de la Universidad de Uppsala (Suecia), y el otro por Gaby Contardo, de la Escuela Internacional de Estudios Avanzados (Italia). Los investigadores usaron datos del satélite Gaia de la Agencia Espacial Europea —que está creando un mapa de la posición y el movimiento de miles de millones de estrellas de nuestra galaxia— con los resultados de sondeos infrarrojos de telescopios terrestres y espaciales.

    “En este estudio, presentamos una búsqueda exhaustiva de esferas de Dyson parciales mediante el análisis de observaciones ópticas e infrarrojas de Gaia, 2MASS y WISE”, escriben los autores del artículo publicado recientemente en la prestigiosa revista revisada por pares Monthly Notices of the Royal Academy of Sciences. “El artículo examina la fotometría de Gaia DR3, 2MASS y WISE de aproximadamente 5 millones de fuentes para construir un catálogo de posibles esferas de Dyson”.

    Señales de una civilización estelar

    El astrofísico ruso Nikolai Kardashev propuso en los años 60 una escala para medir el progreso de una civilización basada en su capacidad para aprovechar la energía de su entorno. Según la escala de Kardashev se puede medir el avance de una civilización por la cantidad de energía que necesita —cuanto más energía consume más avanzada será— y esto hace posible dividirlas en tres tipos.

    Una civilización de tipo 1 (planetaria), como la humana, solo puede usar la energía de su planeta, aunque el famoso astrónomo y divulgador científico, Carl Sagan argumentó años después que aún no hemos llegado a dominarla toda y nos rebajó la nota a un 0,72. Una de tipo 2 (estelar), puede aprovechar la energía total de su estrella con sistemas como las esferas de Dyson. Y finalmente, una civilización de tipo 3 (galáctica), es la que es capaz de controlar la energía de toda su galaxia.

    Una civilización solo podría construir algo tan masivo y complejo como una esfera de Dyson si hubiera alcanzado el nivel 2 en la Escala de Kardashev. Por lo que si los resultados del nuevo estudio se confirman, podría tratarse de una tecnoseñal que podría ser la primera evidencia de la existencia de una civilización espacial que hayamos tenido nunca. “La explicación más fascinante podrían ser las verdaderas esferas de Dyson”, dice Suazo.

    Cómo lo han hecho

    Para analizar la enorme cantidad de datos recogidos por Gaia, 2MASS y WISE, el equipo ha desarrollado un sistema que puede procesar los datos combinados de los tres sondeos. Los investigadores se han centrado en buscar esferas parcialmente completadas, que son las que emiten un exceso de radiación infrarroja.

    “Se ha desarrollado un proceso especializado para identificar posibles candidatas a esfera de Dyson centrado en la detección de fuentes que presentan excesos anómalos de radiación infrarroja que no pueden atribuirse a ninguna fuente natural conocida de dicha radiación”, escriben los autores. “Estas estructuras emitirían calor residual en forma de radiación infrarroja media que, además del grado de terminación de la estructura, dependería de su temperatura efectiva”.

    Separar esas señales de radiación infrarroja emitida por otros objetos espaciales naturales es una tarea titánica porque hay varios objetos espaciales que podrían mostrar resultados similares a una esfera de Dyson. Uno de ellos es una estrella que esté rodeada por los discos de escombros calientes que forman los planetas, pero la mayoría de las estrellas encontradas por el equipo parecen ser demasiado viejas para que esto suceda. Otra posibilidad es que cada una de las estrellas se encuentre casualmente frente a una galaxia lejana que emita ese tipo de resplandor infrarrojo.

    7 candidatas “legítimas”, pero no definitivas

    De los 5 millones de objetos analizados, los investigadores acotaron sus resultados a 368 posibles candidatos De ellos, 328 fueron rechazados por ser mezclas de señales, 29 por ser irregulares y 4 por ser señales de nebulosas. Al final de la criba solo quedaron 7 posibles esferas de Dyson que los investigadores dicen estar seguros de que “son legítimas”. Todas esas fuentes, dicen, son emisores claros en el infrarrojo medio, sin contaminantes ni señales que indiquen un origen obvio en el infrarrojo medio, explican.

    A pesar de estos datos, el equipo reconoce que todavía no se puede afirmar con rotundidad la existencia de una esfera de Dyson en el universo. “Definitivamente, hacen falta análisis adicionales para desvelar la verdadera naturaleza de estas fuentes”, concluyen. La existencia de una megaestructura así significaría que hay al menos una civilización de tipo 2 en el cosmos capaz de construirla. Aunque esa civilización, como explica Avi Loeb, podría haberse extinguido ya.

    “Encontramos 7 aparentes enanas M que muestran un exceso infrarrojo de naturaleza poco clara que es compatible con nuestros modelos de esfera de Dyson”, escriben los investigadores en el artículo. Existen explicaciones naturales para el exceso infrarrojo procedente de estos 7 objetos, “pero ninguno de ellos explica claramente tal fenómeno en los candidatos, especialmente teniendo en cuenta que todos son enanas M”. Las enanas M, o enanas rojas, son el tipo de estrella más común en nuestra galaxia, pero su baja luminosidad hace que no podamos verlas fácilmente.

    Fuente: El Confidencial