Redacción
Un hombre con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que había quedado totalmente inmovilizado por la enfermedad ha podido volver a comunicarse con su entorno gracias a un aparato capaz de decodificar y ‘traducir’ sus señales cerebrales. Su caso, publicado en la revista Nature, supone un logro científico sin precedentes. Sobre todo porque hasta ahora, aunque ya se habían conseguido desarrollar herramientas de este tipo para pacientes con algún grado de parálisis, jamás se había logrado desarrollar una interfaz de este tipo que funcionara en personas sin ningún tipo de movilidad.
El logro, desarrollado por un equipo de científicos del centro suizo de neuroingeniería Wyss Center y de la Universidad de Tübingen, se ha conseguido gracias a un sistema que conecta directamente el cerebro del paciente (un alemán de 34 años en estado avanzado de ELA) con un ordenador. Para conseguirlo, los investigadores implantaron una constelación de microelectrodos en el cerebro del paciente y, a partir de ahí, estudiaron cómo decodificar las señales cerebrales.
Tras varios meses de pruebas, los científicos acabaron dando con un sistema que permite interpretar si el paciente piensa en un ‘sí’ o en un ‘no’ y traducir esta señal a una pantalla. Paralelamente, también desarrollaron un programa de inteligencia artificial que muestra las letras del alfabeto para que el paciente pueda escoger cada una de las letras y, a partir de ahí, formar palabras y oraciones completas. El sistema permite comunicar cerca de un carácter por minuto pero, pese a su lentitud, ha conseguido restablecer la capacidad de comunicarse en una persona que ya no lograba hacerlo.
“Estamos ante un logro científico relevante, pero todavía queda un largo camino para refinar esta tecnología y conseguir que sea accesible para todos los pacientes”, comenta Arnau Espinosa, científico del Wyss Center y uno de los expertos que ha liderado este trabajo. “Científicamente estamos ante un avance interesante, porque hemos podido responder algunas incógnitas sobre cómo funciona el cerebro y las áreas que permiten la comunicación. Pero cuando hablamos de este tipo de avances siempre hay que ir con mucho cuidado para no generar falsas esperanzas”, comenta el científico en una entrevista con El Periódico de Catalunya. “Que el sistema funcione en un paciente es una buena noticia, pero antes de darlo por bueno tenemos que estudiarlo y validarlo en muchos pacientes. Nadie se subiría a un coche que solo ha sido testado una vez”, matiza el experto.
Estamos ante un logro científico relevante, pero todavía queda un largo camino para conseguir que sea accesible para todos los pacientes
Arnau Espinosa (Científico)
Más allá del caso del paciente que protagoniza esta noticia, los científicos argumentan que este trabajo supone un paso adelante en el estudio del cerebro. “Hemos podido responder la gran pregunta de si las personas que han perdido todo el control muscular voluntario, incluido el movimiento de los ojos o la boca, también pierden la capacidad del cerebro para generar comandos para la comunicación”, comenta el neurocientífico Jonas Zimmermann, del Wyss Center. Según apunta el estudio realizado con este paciente, incluso las personas que han quedado totalmente inmovilizadas siguen teniendo una capacidad (y necesidad) de comunicarse.
“Uno de los grandes debates sobre el cerebro plantea qué ocurre cuando un paciente queda totalmente inmovilizado y pierde la capacidad del habla. ¿Si ya no utiliza las áreas del cerebro encargadas de la comunicación, siguen estas estando activas? ¿O se pierden con el tiempo? Según lo que hemos podido observar en este caso, la capacidad cognitiva no se pierde de inmediato y, aunque la persona no se puede mover, sigue teniendo la capacidad cognitiva de entender qué ocurre a su alrededor”, comenta Espinosa.
Josep M. Tormos, director de Investigación del Institut Guttmann y experto independiente interpelado por este diario, define los resultados de este estudio como un paso adelante en la investigación de las interfaces que conectan cerebro y ordenador. “Es importante señalar que incluso las personas con un proceso degenerativo avanzado siguen teniendo la capacidad y la necesidad de comunicarse. Y esta conclusión, que refleja este estudio, debería hacernos intensificar todavía más los esfuerzos para desarrollar este tipo de tecnologías”, comenta el científico.
Hablando del futuro de estas herramientas, Espinosa se muestra optimista al señalar que cada vez se está invirtiendo más esfuerzos (y dinero) en esta área de estudio. “Cada vez se dedican más esfuerzos al desarrollo de este tipo de tecnologías y se está avanzando mucho en este ámbito. Pero hacen falta mucho pequeños logros para conseguir que estas herramientas sean una realidad”, comenta el experto. “Hay que ser optimistas con los avances científicos, pero también realistas para explicar hasta dónde pueden llegar”, zanja el científico.
Fuente: Epe