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    El truco infalible para elegir un buen melón

    El melón hembra o melona es mucho más dulce y sabroso, así que interesa saber identificarlo

    Redacción

    Por su saber dulce y refrescante, y mucho más, el melón es una de las frutas favoritas del verano en la Europa mediterránea. En España, Italia o Grecia, su temporada va de junio a septiembre, aunque a veces puede encontrarse también en mayo y octubre, y el más común es el de ‘Piel de Sapo’. Lo que seguramente muchos no saben es que hay melones macho y melones hembra (‘melonas’), y que estas últimas son mucho más dulces y sabrosas, así que interesa saber identificarlas a la hora de ir a comprar.

    Mientras que los melones macho presentan líneas longitudinales que van de punta a punta, las rayas de la ‘melona’ irradian en círculos alrededor del tallo. Es decir, las estrías forman circunferencias. Esto no solo nos indicará que nos encontramos ante un melón hembra, sino que el fruto que tenemos entre manos es más dulce. Si por el contrario, preferimos los melones menos dulzones, lo mejor será decantarnos por los machos. 

    Hay otras cosas a tener en cuenta para escoger el mejor melón del mercado. Nunca debes ignorar de qué variedad se trata.  Además de la de Piel de Sapo, de color verdoso y forma ovoide, hay otras bien conocidas, como el amarillo, el verde, el Charentais o el Branco. Si escoges una nacional, es probable que haya viajado menos y, así, no haya estado refrigerada tanto tiempo o recibido muchos golpes. Aunque hay melones de origen extranjero que también se cultivan en España, así que lo mejor es comprobar la procedencia en la etiqueta o preguntar al vendedor.

    Fíjate bien en el color. En el caso del de Piel de Sapo, los tonos cobrizos no indican oxidación, sino que nos encontramos ante un melón de final de campaña, que tienen un porcentaje más alto de azúcar. En cambio, los melones más brillantes y verdes, y a primera vista más apetitosos, pueden ser un fraude. Fíate de los que lucen un color mate, oscuro y opaco, y de los que tengan más estrías o rayitas. 

    El color: para empezar, y lo primero que llama la atención de una fruta es su color. Para saber si el melón está maduro su color no debe ser muy verde y brillante, ya que todavía necesitará más tiempo, pero tampoco debe ser de un amarillo fuerte, porque entonces estará pasado. Lo ideal es que su color sea de un tono verde medio con ciertas manchas con un ligero tono amarillo.

    Las grietas: seguramente hayas escuchado alguna vez en la frutería que una de las señas identificativas de un melón maduro es que tenga muchas grietas. Ni tanto ni tan calvo. Es cierto que las grietas del melón son un indicativo, pero no se deben encontrar en exceso, porque podría estar dañado en su interior. No obstante, el melón que escojamos debe tener bastantes de estas marcas tanto en sus extremos como a lo largo del fruto.

    El tacto: es importante tocar el malón, cogerlo con las manos y presionar en sus extremos ligeramente. El tacto a notar debe ser blando, indicará que el melón está dulce, pero si se hunden los dedos es que se ha pasado de maduración. Y en el mismo sentido, si está duro es que todavía no ha alcanzado su punto perfecto.

    La prueba del sonido: Al igual que ocurre con las sandías es importante que escuchemos el interior de la fruta con unos ‘golpecitos’, si suena duro y pesado es que su interior todavía esta verde, pero si su sonido es hueco y vibra, es que el interior del melón está perfecto.

    El olor: aunque podamos sentirnos incómodos al hacerlo porque alguien nos mire y piense que estamos cometiendo una rareza, no es solo una práctica habitual para encontrar el mejor melón, sino un paso indispensable. Si al oler el extremo del melón se nota un olor dulce y afrutado es que se puede consumir, si todavía no da ese olor característico será que todavía no está maduro, y si su olor tiene algún ápice pasado, es que su interior se ha pasado.

    Fuente: https://cadenaser.com/ser/gastro/ y https://www.lavanguardia.com/comer/materia-prima