Las pinturas y grabados hallados en esta meseta montañosa de Argelia dan vida al conjunto de arte parietal prehistórico más grande e importante del mundo
Redacción
En el sudeste de Argelia, en pleno desierto del Sahara y cerca de la frontera con Libia y Malí, hay una gran meseta montañosa llamada Tassili n’Ajjer (literalmente meseta de los ríos), situada a más de 1.000 metros de altitud.
El lugar, que cubre un área de 72.000 kilómetros cuadrados, es un parque nacional y Reserva de la Biosfera considerado Patrimonio de la Humanidad desde 1982.
Toda su superficie está cubierta por formaciones rocosas creadas por la erosión, que emergen de las dunas de arena y parecen, desde la distancia, las ruinas de antiguas ciudades.
Estas inmensas llanuras rocosas, que en ocasiones dan paso a bosques de monolitos, están ahuecadas por akbas (agujeros en los escarpes a los que solo se puede acceder a pie o en camello) y múltiples fallas y cañones en ocasiones con gueltas (cursos o pozos de agua).
La meseta y el macizo están habitados por los Tuareg, y la ciudad más cercana es Djanet, un oasis en el extremo occidental de la región.
En 1910 se descubrió que el lugar contenía uno de los conjuntos de arte parietal prehistórico más grandes e importantes del mundo.
Hasta ahora se han identificado unos 15.000 grabados en los que se representan grandes animales salvajes como antílopes y cocodrilos, rebaños de ganado y seres humanos cazando y danzando.
Los más antiguos corresponden a animales que vivían en el Sahara durante el Holoceno temprano, realizados hace más de 10.000 años por grupos de cazadores-recolectores.
Las primeras pinturas se realizaron hace unos 7.550 años por los mismos grupos, en las que aparecen representadas figuras humanas esquematizadas.
Estas pinturas se encuentran entre las más antiguas y grandes de toda África, ya que algunas de las figura llegan a medir hasta 5 metros de altura.
Algunas de las pinturas se caracterizan por la representación de figuras que parecen flotar en la superficie de la roca, con cabezas redondas y sin rasgos distintivos.
Con la domesticación del ganado en la zona hace unos 4.500 años se empiezan a representar ovejas, vacas, cabras y perros. Junto a ellos aparecen cazadores con arcos, mujeres y niños.
Desde el año 1000 a.C. aproximadamente, con la desertización completa del Sáhara, aparecen figuras de camellos (que habían sustituido a asnos y ganado como principal medio de transporte).
Entre las pinturas más destacadas está la denominada Diosa con cuernos, realizada en el Neolítico y que representa a una mujer caminando que lleva lo que parecen ser cuernos en la cabeza, y lleva brazaletes con flecos, una falda y bandas en las piernas y tobilleras.
Un grupo de pinturas de Tassili ha dado pie a una hipótesis que las relaciona con el consumo de sustancias alucinógenas, como los hongos.
Según algunos investigadores como Giorgio Samorini y Terence McKenna, esto podría representar el efecto que el hongo produce en la mente humana. En otros lugares de Tassili aparecen representaciones de setas asociadas con peces. Una de las principales figuras que apoya esta hipótesis es la de un chamán al que se representa con el cuerpo cubierto de hongos.
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