La bailarina, condecorada por Isabel II, ha sido nombrada directora artística del San Francisco Ballet, siendo la primera mujer y española en asumir este cargo en la destacada institución
Redacción
Tamara Rojo acaba de hacer historia en el mundo de la danza. La española nacida en Canadá ha sido nombrada directora artística del San Francisco Ballet, siendo la primera mujer y la primera española en asumir este cargo en la institución desde que fuera fundada hace casi 90 años. Tamara Rojo se marchará a la ciudad californiana para ponerse al frente de la histórica compañía junto a su familia y a finales de este 2022 comenzará allí su nuevo y apasionante reto profesional como sustituta de Helgi Tomasson, de 79 años, quien ha sido el director durante los últimos 37 años.
Aunque nació en Montreal (Canadá), Tamara Rojo se mudó a España cuando apenas tenía cuatro meses. Hija de dos españoles que trabajaban en Canadá, fue en el colegio cuando comenzó su pasión por la danza. “Era el único sitio donde no había ruido. El patio era una batalla campal y las clases de ballet, un oasis. Aunque yo tampoco era ninguna mosquita muerta”, comentaba en una entrevista en El País. Empezó a formarse en el Centro de Danza Víctor Ullate cuando tenía 9 años y ahí estuvo hasta los 17, completando su formación con David Howard y Renatto Paroni. Fue entonces cuando fue nombrada primera bailarina en la Compañía de Ullate, en la que permaneció hasta 1996.
En ese momento Galina Samsova la invitó a bailar en el Scottish Ballet y durante un año interpretó obras como El lago de los cisnes, El Cascanueces, Romeo y Julieta y La sylphide. En 1997 ingresó en el English National Ballet y con 25 años fue la bailarina principal de la compañía nacional de Inglaterra, categoría con la que se incorporó a The Royal Ballet de Londres, invitada por Anthony Dowell en julio de 2000. Ha actuado, como artista invitada, entre otras compañías de ballet, con el Ballet Mariinski, el ballet del Teatro de La Scala de Milán, el Tokyo Ballet, el del Teatro Mijáilovski de San Petersburgo o el Ballet Nacional de Cuba.
En 2012, su carrera dio un gran vuelco cuando fue elegida para ponerse al frente de la dirección artística del English National Ballet y logró mantener la esencia de los grandes clásicos con un espíritu renovado, llegando a ofrecer al coreógrafo inglés Akram Khan, uno de los más destacados del siglo XXI, el desafío de crear una nueva versión del ballet clásico Giselle. “He tomado decisiones arriesgadas sin saberlo porque tenía claro lo que quería hacer. Las que más temor me han dado han sido las que no me afectaban solo a mí”, explicaba en la citada entrevista. A pesar de las dificultades, su tesón hizo que el English National Ballet fuera invitado, por primera vez en la historia, a bailar en 2016 Le Corsaire en la Ópera de París Palais Garnier, con una versión renovada de Anna-Marie Holmes. “En el clásico se hacen pocos cambios porque se tiene mucho miedo a perder la tradición”.
Condecorada por la reina Isabel
Entre otros galardones, la bailarina y coreógrafa ha recibido la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes (2002), el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (2005 y compartido con Maya Plisétskaya), la encomienda de la Orden de Isabel la Católica (2011) y la Medalla de Oro de las Artes del Kennedy Center (2012) y en 2016 recibió de manos del príncipe Carlos de Inglaterra en nombre de Isabel II la medalla de Comandante de la Orden del Imperio Británico por su contribución al mundo de la danza. En 2019, tras la recepción del 12 de octubre, la reina Letizia y sus hijas, Leonor y Sofía, apasionadas de la danza clásica, fueron por sorpresa a ver el espectáculo de Rojo en el Teatro Real.
Además de sus grandes éxitos sobre el escenario, Tamara Rojo sacó tiempo para convertirse en doctora con sobresaliente Cum Laude en el Instituto Superior de Danza Alicia Alonso de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid gracias a su tesis titulada Perfil Psicológico de un Bailarín de alto nivel, un análisis histórico que abarca los aspectos artísticos, sociales y antropológicos de la profesionalización de los bailarines desde finales del siglo XVII hasta hoy. Rasgos vocacionales del bailarín profesional. Anteriormente obtuvo el Máster en Artes Escénicas por la URJC.
Fuente: Vanity Fair