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    Serrat deja su legado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes

    Entre los objetos destaca la partitura original de Mediterráneo y su máquina de escribir

    Redacción

    El poeta, cantante y compositor barcelonés Joan Manuel Serrat depositó su legado para la posteridad en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes: la partitura original de la primera grabación de la que quizá sea su canción más conocida, Mediterráneo; una copia original de su primer disco, que fue editado en 1965 y que incluye canciones como La mort de l’avi o Una guitarra; una antología de la poesía de Miguel Hernández, publicado por la editorial argentina Losada y que él compró en Madrid en 1971 en la trastienda de una librería, cuando la censura impedía su circulación; y, finalmente, su máquina de escribir, la misma con la que viajó durante más de 30 años por todo el mundo, sobre todo América Latina y que le sirvió para escribir los poemas y las canciones que le convirtieron en leyenda viva.

    A Serrat le correspondió la caja número 1276, donde el Instituto Cervantes resguardará su legado, como está haciendo con el de otros muchos destacados escritores, artistas, instituciones o pensadores de las pasadas décadas, entre ellos personalidades como Juan Gelman, José Emilio Pachecho, Antoni Tàpies, Alicia Alonso, Elena Poniatowska, Juan Goytisolo, Gabriel García Márquez, Mario Benedetti, José Saramago o centros de estudios como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

    Serrat fue celebrado por su condición de poeta, pero también por haber musicalizado la poesía de algunos de los grandes de la historia reciente, como Miguel Hernández, Antonio Machado, Rafael Albertí, Jaime Sabines, Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Joan Margarit y Jaime Gil de Biedma, entre otros.

    Joan Manuel Serrat.

    Antes de entregar su legado, el director del Instituto Cervantes, el también poeta Luis García Montero, le agradeció a Serrat el habernos enseñado a vivir con versos en la boca, ya que “el noi del Poble-sec supo crear un mundo propio en diálogo con la canción catalana, creó la educación sentimental de los españoles y mostró que el sur también existe. Eres bueno para la cultura internacional, hoy estás aquí y el gusto es nuestro”.

    De los cuatro objetos que dejó, Serrat reconoció que los que más le dolían eran sin duda la partitura original de Mediterráneo y su inseparable máquina de escribir, una Brother Echelon 44, con la que viajó por lo ancho y largo de América Latina, a pesar de su peso, y con la que escribió su obra más importante. Con ella he escrito mucho poemas, canciones, cartas. Ha sido una gran compañera, llenó mi vida y muchas horas en las que los sueños tenían ganas de plasmarse en papel, aseguró y reconoció sentir cierta melancolía de deshacerse de esa antología de Miguel Hernández, que editó la argentina Losada y que, en sus palabras, llenó el vacío que teníamos cuando debajo de nuestros pies sólo había cardos y rocas, en alusión a la severidad de la dictadura franquista y su censura implacable.

    Recibió en un acto conjunto el Premio Antonio de Sancha, por parte de la Asociación de Editores de Madrid, en la que se elogió su inmensa labor para la difusión de la lectura y de la poesía.

    Fuente: jornada