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    Un ratón con 100.000 neuronas humanas en su cerebro ilumina el enigma del alzhéimer

    Redacción

    Cuando una persona envejece y empieza a perder su memoria, a olvidar incluso cómo se llaman sus seres queridos, ya es demasiado tarde. El alzhéimer lleva años destruyendo su cerebro en silencio.

     Un equipo internacional, en el que participa la neurocientífica española Amaia Arranz, ha introducido 100.000 neuronas humanas en el cerebro de ratones para intentar investigar en vivo qué ocurre durante el alzhéimer. Los autores han observado cómo perecen las células y han logrado evitar esta muerte neuronal con un simple tratamiento oral. Su avance se publica este jueves en la revista Science, uno de los templos de la ciencia mundial.

    Los ratones normales no tienen alzhéimer, pero los investigadores los han modificado genéticamente para sufrir la acumulación de la proteína amiloide. Al introducir las neuronas humanas en el cerebro de estos roedores, los científicos han podido identificar el mecanismo exacto de la destrucción neuronal: la activación del gen MEG3 induce la necroptosis, una muerte celular programada genéticamente, que también se observa en el cáncer. Un fármaco en comprimidos aprobado contra la leucemia, el ponatinib, y otro empleado contra el melanoma, llamado dabrafenib, evitan la muerte de las neuronas en estos ratones. Y el antiinflamatorio necrosulfonamida logra el mismo efecto. “Todavía no existen fármacos que curen o ayuden a paliar los síntomas de la enfermedad de Alzheimer. Este estudio podría ayudar a encontrar terapias que prevengan la pérdida de células neuronales”, proclama Arranz, del Centro Vasco para la Neurociencia Achúcarro, en Leioa, en el Gran Bilbao.

    Neuronas de ratón (izquierda) y neuronas humanas degeneradas en el cerebro de un ratón que muestran síntomas de Alzheimer. Foto: IRA ESPUNY CAMACHO

    Las científicas españolas Ira Espuny y Amaia Arranz participaron allí en 2017 en la creación del primer ratón con neuronas humanas que recreaba algo parecido al alzhéimer. El nuevo estudio ha ido un paso más allá, al implantar en los roedores tanto neuronas humanas como de ratón. Las humanas mostraron enseguida los rasgos distintivos de la enfermedad: proteínas tau y amiloide y muerte celular. Las neuronas de los ratones, en cambio, permanecieron intactas. A juicio de los autores, estos resultados revelan que existe “una vulnerabilidad específicamente humana al alzhéimer”.

    El cerebro de un ratón tiene el tamaño de un guisante, pesa medio gramo y contiene unos 70 millones de neuronas. Arranz, nacida en Bilbao hace 45 años, explica que las 100.000 neuronas humanas implantadas permanecen en una región muy concreta. “El cerebro de ratón sigue siendo un cerebro de ratón, con un trocito donde hay células humanas.

    Ratón de laboratorio. Foto: PIXABAY

    Su centro de investigación lleva el nombre de Nicolás Achúcarro, un médico español que trabajaba en Múnich en el laboratorio de Alois Alzheimer cuando este neurólogo alemán describió en 1906 una nueva enfermedad, a partir del caso de una mujer de 50 años con problemas de memoria.

    La bióloga Estela Area Gómez ganó el año pasado los casi 500.000 euros del Premio Oskar Fischer por postular una hipótesis que vincula la muerte neuronal en el alzhéimer con fallos en el metabolismo del colesterol.

    Area Gómez muestra su escepticismo ante las conclusiones del nuevo estudio, en el que no ha participado. “Estos ratones, a nivel técnico, son maravillosos, pero tengo grandes dudas respecto a que realmente reflejen lo que ocurre en los humanos”, opina.

    Fuente:ecowas