Hasta ahora, las dos únicas ligas que tenían esa categoría en España eran el fútbol y el baloncesto masculinos
Redacción
La votación de la Comisión Directiva del Consejo Superior de Deportes fue unánime.
Esto hace que hoy sea un día histórico porque la Liga de Primera División femenina ya es una competición profesionalizada, una categoría que hasta ahora solo tenían las dos primera divisiones de fútbol y baloncesto masculino, según está recogido en la Ley del Deporte de 1990.
El secretario de Estado de Deportes, Jose Manuel Franco, señaló al término de la votación que “se salda una deuda histórica con las mujeres futbolistas y las mujeres en general”, y señaló que este paso “abrirá la puerta a nuevas profesionalizaciones”
“La profesionalización era necesaria, es justa y será un éxito. Vamos a contar con una de las mejores ligas de fútbol femenino del mundo, y lo vamos a hacer acordando los términos de la futura competición con todos los agentes del ámbito deportivo”, añadió el secretario de Estado.
Esta profesionalización es, además, otro hito para el fútbol femenino que se une al logrado el pasado año cuando se aprobó el primer convenio colectivo del fútbol femenino español. Unos avances que, poco a poco, están haciendo crecer este deporte que cada vez tiene más repercusión dentro y fuera de nuestro país.
La actual Primera Iberdrola, nombre que refiere a la primera división femenina de fútbol, pasará a denominarse Liga Ellas. Se iniciará a partir de la próxima temporada y estará formada por 16 equipos, dos menos que en la actual temporada.
Esta profesionalización es, además, otro hito para el fútbol femenino que se une al logrado el pasado año cuando se aprobó el primer convenio colectivo del fútbol femenino español.
La normativa establece que una competición profesional debe formarse con el acuerdo de los 16 clubes miembro en un formato similar a LaLiga, eligiendo una Junta Directiva que a su vez acuerde una presidencia externa. Los estatutos, que deben tener la aprobación del CSD, pueden contar con la colaboración de la RFEF, que tendría participaciónen cuestiones de calendario, ascensos/descensos, plazas de jugadoras extranjeras, arbitraje y órganos disciplinarios, como sucede en el caso de la competición masculina.
Habrá ayudas a los clubes con más dificultades económicas para cumplir los requisitos mínimos exigibles.