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    ¿Por qué el alcohol preserva los objetos?

    Redacción

    Desde un globo ocular en perfecto estado a una parte del cuerpo particularmente grande de Rasputín (o eso se supone), pasando por criaturas que vivieron hace mucho tiempo, el poder de conservación del alcohol es indiscutible. El nombre formal de la técnica es ‘conservación de fluidos’ y los científicos han confiado en ella desde el siglo XVII para preservar sus curiosos especímenes, y si lo hacen correctamente pueden durar cientos de años.

    Según explica Bill Carroll, profesor de química, y recoge Live Science, es tóxico para los tipos de microorganismos que causan la descomposición (usó el vino como ejemplo). Se elabora cuando la levadura se impregna con el azúcar de las uvas y luego excreta alcohol. Al hacerlo, la concentración se vuelve tóxica y mata a la propia levadura, pero una parte de ese contenido de alcohol ayuda a retrasar el crecimiento de las bacterias durante años.

    El 70% parece ser el número mágico: hay suficiente agua para que los tejidos se mantengan hidratados y también suficiente alcohol para prevenir el crecimiento de moho y bacterias

    La preservación de otros materiales orgánicos, como el ADN, los tejidos o incluso los animales enteros, requieren una mayor concentración de alcohol (específicamente etanos) para el almacenamiento a largo plazo. Por ejemplo: tomando algún pescado concreto se extraen muestras de tejido para el análisis del ADN y después se le inyecta formalina (una solución de gas formaldehído disuelto en agua) para detener los procesos biológicos internos, las reacciones enzimáticas y la degradación de los tejidos. Luego, se podría sumergir esa muestra de pescado en un frasco con 70% de alcohol y 30% de agua para el almacenamiento a largo plazo.

    El 70% parece ser el número mágico: hay suficiente agua en la solución para que los tejidos se mantengan hidratados, lo que ayuda a mantener la forma del animal, y también suficiente alcohol para prevenir el crecimiento de moho y bacterias. El alcohol en concentraciones aún más altas, por ejemplo, etanol al 95%, actúa como deshidratante, lo que significa que elimina y reemplaza el agua de la célula, tejido o muestra de cuerpo entero con alcohol.

    Puede ser complicado decidir qué porcentaje de alcohol utilizar. Usar demasiado o muy poco puede afectar la forma y la flexibilidad de la muestra, o incluso reducir su capacidad para conservarla en la solución. Las altas concentraciones utilizadas para deshidratar una muestra la conservarán, pero este proceso también puede dejar una muestra arrugada (por la pérdida de agua) y quebradiza (por las proteínas endurecidas). Aunque a veces eso está bien; todo depende de lo que intentes conservar. Y si retiene demasiada agua puede deteriorarse rápidamente.

    Cuando esto sucede, es posible que la concentración de alcohol no sea lo suficientemente potente como para matar los microorganismos al acecho que podrían estar alojados más profundamente en la muestra, (por ejemplo, en el intestino del animal). Esas bacterias perdidas pueden descomponer la muestra, por eso es importante cambiar el alcohol aproximadamente 24 horas después de encurtir la criatura. Lo importante es encontrar el punto óptimo: que inhiba los microorganismos, pero no destruya la estructura celular.

    Fuente: El Confidencial