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    Padre Chava: “Mis seguidores son para Dios”

    Al sacerdote Salvador del Río hay quien le ha dicho que no es propio de la Iglesia lo que hace en las redes pero son muchos más los seguidores que cada día comparten sus vídeos en los que transmite el mensaje católico adaptado a los nuevos tiempos

    Irma Cervino / Noticias Positivas

    – Tiene buen humor

    – Es que usted pensaba que los curas eramos tristes

    – No sé pero como le crucifiraron a su dios

    – Pero ya resucitó. Estamos muy contentos

    Esta pequeña conversación sirve de base a uno de los últimos vídeos que Salvador del Río ha subido a TikTok, la aplicación más descargada en todo el mundo (130.000 millones) y la red social que ha logrado cambiar la manera de emitir mensajes, sobre todo entre adolescentes si bien su uso es apto para todos los públicos.

    Salvador no es ya un adolescente, el pasado 2 de abril cumplió los 30 y, aunque hace apenas un año no se imaginaba poniéndose delante de una cámara para hablar o bailar a un público joven, actualmente es uno de los grandes influencers de esta red social en la que supera los 71.000 seguidores. En Instagram va camino de los 20.000.

    Hasta aquí todo podría parecer normal o, por lo menos, nada especial si no fuera porque Salvador es un sacerdote católico que ha hecho que el Padre Chava su nombre en las redes se convierta en uno de los mayores influencer de su dios.

    Cuando son las cuatro de la tarde en México, las diez de la noche en Canarias conectamos vía Zoom con Salvador que acude puntual a la cita. Lo primero que nos regala es su sonrisa y luego una conversación cargada de energía positiva.

    La primera pregunta parece la de una entrevista de trabajo pero el Padre Chava tiene muy claro cuál es su misión en este mundo: Comunicar el mensaje de la Iglesia. Así que no piensa cambiar de trabajo. Le gusta lo que hace.

    ¿A qué se dedica?
    Soy sacerdote católico y desde hace tres años colaboro con la promoción vocacional del Seminario Diocesano, en Zamora Michoacán (México). Me encargo de acompañar y preparar a jóvenes y adolescentes entre los 12 y 18 años que quieren ingresar en el sacerdocio.

    ¿Qué ocurrió para que de la noche a la mañana un sacerdote se convirtiera en influencer de las redes?
    (Se ríe antes de hablar)
    Todo empezó hace un año coincidiendo con la pandemia, cuando todos tuvimos que quedarnos en casa. La Semana Santa estaba cerca y nos preguntábamos cómo íbamos a hacer en ese tiempo para seguir promoviendo nuestra labor de promoción vocacional entre los jóvenes. Es precisamente en esta época del año cuando esa experiencia del discernimiento vocacional es más intensa para nosotros, sobre todo con los grupos que están cercanos a ingresar en el seminario. En ese momento todo se trastocó y pensamos ¿Y ahora cómo vamos a dar nuestra catequesis?

    ¿Y cómo encontraron la solución a ese problema?
    Fue inspiración del espíritu santo. Como a mi me toca trabajar con los chicos de Secundaria se me ocurrió que podríamos hacer catequesis semanales donde se compartiera de manera breve, en apenas cinco minutos, un poco de la vocación. Pensé: Son adolescentes, hay que ser muy dinámicos y darles un mensaje claro.

    Pero había un problema ¿No?
    Exacto. Me daba pavor estar delante de la cámara, ver qué iba a grabar, qué iba a decir y cómo lo iba a hacer. Pero la necesidad nos fue llevando a esto, así que tuve que vencer mis miedos y mis inseguridades personales. No fue fácil y más estando en Internet donde puedes recibir comentarios de todo tipo, buenos y malos. Es un lugar donde te expones al mundo entero. Pero la necesidad nos estaba moviendo y esa fue la puerta, la oportunidad que se nos abrió. El mundo estaba utilizando estos medios para comunicarse y decidí iniciarme en las redes. Empezamos con un quiz vocacional donde los jóvenes tenían que responder preguntas y ahí empecé a perder la vergüenza y el miedo porque tenía que ser muy dinámico para atraer la atención. Y bueno, pensé, ya me vio todo el mundo. Y eso me ayudó muchísimo. Después de la cuarentena tuvimos que seguir buscando nuevas herramientas.

    ¿Fue entonces cuando llegó a TikTok?
    Ya tenía TikTok pero solo como espectador. Veía que mis sobrinitos estaban en el celular todo el día pero yo estaba más acostumbrado a Facebook o Instagram así que ellos fueron los que me instruyeron y me pareció muy interesante. Fue ahí donde me topé con una figura sacerdotal, la del padre Jorge Reinaldo (@jlreinaudo) que me llamó mucho la atención porque yo pensaba que en todas las redes se puede evangelizar pero en TikTok me parecía complicado porque el tiempo es muy breve pero cuando vi que él lo hacía me dije: Se puede. Fue la primera luz en el camino. Luego me encontré con una figura femenina, la hermana Judith (judithbio90), así que lo vi más claro. Si ellos lo estaban haciendo tal vez yo también pudiera hacerlo. Al final, logré unir la labor de evangelización y presencia desde las redes con la promoción vocacional al sacerdocio.

    Una vez en ya dentro de las redes ¿Cuál era su objetivo?
    Llevar el mensaje de la Iglesia adaptándolo a los nuevos tiempos. El modo de ser y de vivir que los sacerdotes reflejamos en nuestra vida diaria ya es la primera promoción que podemos hacer a los jóvenes. Recuerdo cuando siendo adolescente yo veía a los sacerdotes y decía ¡Guau! yo quiero ser como como ellos. Bueno, pues yo creo que así se mueve el espíritu santo para suscitar vocaciones y a mas de uno le llamará la atención. Dios se encargará de lo demás.

    Manejar el lenguaje de las redes no es fácil y menos transmitir un mensaje ¿Cómo lo ha logrado?
    No ha sido fácil. He tenido que instruirme más en el manejo de las redes. Incluso en la cuestión de evangelización, cómo traducir la fe y hacerlo de la forma más sencilla. Y eso es lo que he tratado de hacer tanto en la promoción vocacional como para transmitir algún mensaje más corto, alguna reflexión… Esto da para mucho. Sigo aprendiendo. En poco tiempo se ha elevado mucho el número de seguidores en las redes pero también he recibido mensajes personales de chicos jóvenes que me comentan que tienen inquietud por la vocación sacerdotal. Alguno me ha confesado que también tiene miedo.

    ¿Cree que las redes humanizan la figura del sacerdote e incluso la visión que tenemos de la Iglesia?
    Creo que hay que aprovechar los medios. Está claro que nunca va a ser igual hablar en persona o preparar y acompañar a estos jóvenes de manera presencial pero podemos conseguir que, a través de los vídeos que subimos a estas redes sociales, se motiven y valoren la figura sacerdotal. Ellos nos imaginan muy alejados y se sienten ajenos a nuestro mundo. Pero aquí estamos, trabajando para Dios en este mundo. La inquietud de muchos jóvenes también ha surgido a través de esta red. Incluso hay jóvenes de otras diócesis que contactan conmigo y yo les ayudo y dirijo a sus propias diócesis. Ha habido fruto. No es la principal vía pero hemos tenido resultados y por eso continuo en esta dirección.

    ¿Qué piensa cuando ve que cada día aumentan su seguidores?
    En realidad pienso que mis seguidores son seguidores para Dios. No es a mi a quien siguen sino a Jesús porque eso es lo que queremos quienes evangelizamos. Compartir la alegría del evangelio y mostrar la presencia de la Iglesia viva en estas redes sociales. La Iglesia se está adaptando día a día a los nuevos tiempos.

    En este mundo virtual junto a los seguidores también hay haters. Supongo que se los habrá encontrado en este camino
    Sin duda. El mismo Jesús nos lo dijo: Les van a decir, les van a hacer… Porque si al mismo Jesús se lo hicieron a nosotros nos espera lo mismo.
    Cuando me llegan comentarios de haters que aparecen sin nombre pero con números y sin foto, no duele tanto. Reconozco que he recibido comentarios que duelen y desaniman, incluso de algunos hermanos protestantes. No se trata de discutir ni de generar conflictos porque en vez de favorecernos nos hace mal. Siempre he tratado de encontrar la mejor manera de responder y de dialogar.
    Hay sacerdotes que te comentan de manera respetuosa y positiva y te advierten y dan consejos. Pero otros me dicen: “Déjese de hacer payasadas, está ridiculizando el sacerdocio”. A esos les explico que esa no mi intención. Duele más cuando la propia iglesia es el primer obstáculo. Yo siempre trato de ver las dos posturas y entenderlo.

    Tiene cientos de vídeos colgados. Simpáticos, divertidos, originales… ¿Cómo los idea?
    A veces surgen de manera fácil otras veces no tanto. Hay veces que los planifico y otras que tengo una inspiración.
    No he dejado mi labor primordial que es la promoción vocacional acompañando a los adolescentes y jóvenes y eso es muy absorbente, así que aprovecho mi tiempo libre o de siesta. Me gusta sentarme y, junto con Dios, pensar. A ver Señor como compartiríamos este mensaje, le pregunto. Otras veces la idea me surge espontánea. A veces en carretera veo algo y tomo nota.
    Cuando me siento a ver cómo lo hago ya tengo ideas, a veces veo videos… Sigo los trends, los virales… Y digo, voy a hacer lo mismo pero a nuestro estilo más de fe. Y tengo que transmitir el mensaje en menos de un minuto.

    ¿Fue Jesús un influencer?
    (Sonríe)

    Yo me lo imagino en su tiempo. Lo seguían porque las personas experimentaban alegría, amor al verle y yo creo que como Iglesia tenemos que hacer lo mismo y ofrecer algo que el mundo no da que es alegría en lo sencillo y en la espontaneidad. Tenemos que animarnos a que como Iglesia seamos signo de esperanza. Dar mensajes, frases, hacer videos, sketch divertidos… Porque somos una Iglesia viva y tenemos que ser también una Iglesia alegre y reflejar de verdad ese amor de Dios a los demás aun con estos medios de comunicación. Tenemos que compartir estos signos de alegría en un mundo en el que parece que todo nos desanima. Tenemos que ser esa otra opción más llena de vida porque seguimos al que es el camino, la vida la alegría.