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    Óscar Pérez resuelve un misterio genético gracias a un artefacto egipcio de 2.000 años de antigüedad

    El científico de Kew Gardens, el Jardín Botánico de Londres, y sus colegas revelaron cómo fue siglos atrás la compleja “vida amorosa” de una planta

    Redacción

    Descifrar los secretos genéticos de ese artefacto permitió develar cómo fue la domesticación de un cultivo que consumen millones de personas: la palma dátil.

    El joven investigador colombiano, Óscar Pérez Escobar es uno de los autores principales del nuevo estudio sobre este hallazgo, que se publicó en la revista Molecular Biology and Evolution y fue fruto de un esfuerzo internacional. Los investigadores de Kew trabajaron en cooperación con 15 instituciones de cuatro continentes.

    El estudio es una aplicación de la llamada “arqueogenómica”, una ciencia que el científico compara a una “máquina del tiempo”.

    ¿Dónde fue hallado el artefacto egipcio que reveló, como tú dices, “la vida amorosa” de esta planta hace miles de años?
    El objeto que estudiamos fue encontrado en la necrópolis animal de Saqqara, a unos 30 km al sur de El Cairo, en Egipto. El lugar es de gran interés arqueológico porque allí se han encontrado millones de animales momificados, entre otros artefactos, que han permitido entender los modos de vida y evolución de sociedades egipcias en diferentes períodos de tiempo. El artefacto realizado con hojas de palma dátil, se encuentra actualmente en la Colección de Botánica Económica del Jardín Botánico de Londres.

    El artefacto tiene una antigüedad de 2.100 años según análisis de datación de isótopos de Carbono-14. Fue encontrado durante un expedición conducida en 1971 por la Sociedad de Exploración Egipcia (ahora Ministerio de Antigüedades Egipcias) y fue estudiado por primera vez por el botánico inglés Frank Nigel Hepper, quien estaba asociado a Kew en esa época. El objeto fue donado por la Sociedad de Exploración Egipcia a Kew para investigaciones científicas.

    Foto: ÓSCAR PÉREZ

    En el estudio describen el artefacto como misterioso. ¿Se sabe para qué se usaba?
    Cuando se encontró el artefacto se pensó que era un tipo de soporte para respaldar la cabeza, pero no había registros parecidos de objetos con esa función.
    Sin embargo, un objeto parecido encontrado en la misma localidad pero mejor documentado, indica que su verdadera utilidad era como sello de jarrones para almacenar líquidos.

    ¿Podrías explicarnos lo difícil que fue y el esfuerzo que llevó extraer el material genético?
    Fue un verdadero reto acceder al código genético de nuestra muestra arqueológica, que en el estudio llamamos “la palma dátil de Saqqara”. En comparación con restos arqueológicos de animales, los tejidos de plantas usualmente no se preservan tan bien, especialmente a través de escalas de tiempo de miles de años.
    Esto se debe principalmente a que los huesos tienden a preservar mejor el ADN y no se comparan a la cutícula o lignina de las plantas, que son barreras protectoras mas débiles.

    Saber cómo fue la domesticación de la palma de Saqqara ayudará a producir dátiles más resistentes al cambio climático

    Óscar Pérez

    ¿Cómo lograron secuenciar ese material genético?
    Nos tomó experimentos equivalentes a un año de trabajo (conducidos en la Universidad de Potsdam, en Alemania) poder obtener una representación útil del código genético de este objeto.
    Tuvimos que secuenciar en repetidas ocasiones millones de fragmentos del ADN de la palma de Saqqara porque dada su antigüedad, el ADN estaba en un grado de deterioro bastante avanzado. Esto se debe a que una vez separada, la hoja de la palma dátil utilizada para elaborar los sellos de jarrones en esa época, su código genético o ADN deja de repararse y comienza a romperse en millardos de fragmentos, o a reunir mutaciones artificiales en dichos fragmentos.
    Los efectos de estos dos procesos se acumulan de manera exponencial a través del tiempo. Además, las hojas de palmas dátiles son muy ricas en fibras, las cuales no almacenan tanto ADN como tejidos más suculentos como semillas u hojas de otros cultivos como el olivo o maíz.
    Nadie había extraído ADN de tejidos antiguos de palmas hasta ese entonces. Los investigadores de Kew trabajaron en cooperación con 15 instituciones de cuatro continentes.

    La palma de Saqqare / Foto: ÓSCAR PÉREZ

    ¿Qué descubrieron sobre la historia de esta palma?
    Nuestro estudio reveló por primera vez que la palma dátil que consumimos hoy en día tuvo una relación amorosa con otras dos palmas cercanamente relacionadas (conocidas como la palma azúcar – Phoenix sylvestris – y la palma de Creta – Phoenix theophrasti), que actualmente se dan en diferentes lugares a los que la palma dátil ocupa. (La palma de Creta se encuentra en zonas costeras de Creta y Turquía, y la palma azúcar es una especie asiática que se da en Bangladesh y desde el sureste de India a Nepal, Pakistán y el Himalaya Occidental).

    ¿Cómo llegaron a cruzarse esas especies?
    Una hipótesis es que fueron facilitadas por el hombre a través del comercio. Otra hipótesis es que las otras palmas compartían rangos de distribución con dátiles, pero luego con el cambio climático su distribución cambió, y se aislaron completamente sus rangos.
    Gracias al ADN extraído del sello del jarrón nosotros podemos asegurar con certeza que estas relaciones amorosas ya habrían ocurrido 2.100 años atrás.
    ¿Por qué es tan importante descubrir con qué especies se cruzó la palma de Saqqara en el pasado?
    Esto es muy interesante porque nuestro estudio nos muestra que la vida de las plantas es mucho más complicada de lo que parece, y algunas veces involucra otras especies que no tienen ninguna utilidad aparente para el ser humano.
    Pero esas especies pueden guardar en sus códigos genéticos el secreto para resistir condiciones climáticas adversas o enfermedades, gracias a genes que usualmente se pueden perder en el proceso de domesticación de un cultivo.

    Fuente: BBC