Se refiere a aquellos alimentos que mejoran la salud y reducen el riesgo de sufrir enfermedades
Redacción
Dentro de la percha ‘alimentos funcionales’ estarían las leches enriquecidas con ácidos grasos Omega3, ácido oleico, fólico, calcio, vitaminas A y D, o fósforo y zinc. Es decir, los yogures enriquecidos con calcio, o vitaminas A y D. Las leches fermentadas con ácidos grasos Omega3 y ácido oleico, o con bacterias probióticas específicas. Los zumos enriquecidos con vitaminas y minerales. Los cereales fortificados con fibra y minerales.
El pan enriquecido con ácido fólico. Los huevos enriquecidos con Omega3. Las margarinas enriquecidas con fitoesteroles. Y la sal yodada con yodo. Pero no solo éstos, también puede tratarse de un alimento tradicional.
Se puede comer un amplio abanico de alimentos funcionales que incluyen desde frutas y verduras hasta productos lácteos, cereales, pescado y carnes
También serían funcionales el pescado (por su alto contenido en ácidos grasos Omega3), el aceite de oliva, la soja, los frutos secos, los cereales integrales, y las frutas y verduras en general.
Está recomendada para cualquier persona. Pero en especial, en personas con necesidades nutricionales especiales (embarazadas y niños), estados carenciales, personas mayores, intolerancias, y personas con riesgo potencial de sufrir enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales, osteoporosis o diabetes.
En general, un modelo de alimentación funcional mejora la salud en general, ya que equilibra y optimiza los sistemas y funciones corporales.
Debe ser personalizada e individualizada y muy importante que la llevemos a cabo a través de un profesional que pueda proponernos una dieta equilibrada.
La alimentación funcional puede ayudar en el control hormonal gracias a que promueve el consumo equilibrado de macronutrientes que aportan los aminoácidos necesarios para la síntesis hormonal correcta.
Ayuda a controlar algunos desequilibrios de diferentes formas. Una de ellas es a través del equilibrio del azúcar en sangre, al incluir en la dieta cereales y alimentos ricos en fibras. Por otro lado, la alimentación funcional reduce la inflamación del organismo, que interfiere en la producción y regulación de las hormonas, a través de diferentes nutrientes y vitaminas.
Este modelo de alimentación se centra en la microbiota intestinal por lo que algunos de sus resultados son la mejora de la digestión y la absorción de nutrientes.
Los zumos de frutas y bebidas lácteas están enriquecidas con sustancias antioxidantes. Y, en general, este modelo de alimentación es rico en vitaminas antioxidantes C y E, en carotenoides, selenio, zinc y polifenoles. Todas estas sustancias han demostrado paliar el estrés oxidativo (fotoenvejecimiento) eficazmente.
Fuente: elle