La Academia Sueca concede los galardones en las modalidades de Física, Química y Medicina. Sólo hay una mujer entre los premiados en esta edición
Redacción
Hace unos días hemos conocido los nombres de los científicos premiados en este 2025 por la Academia de las Ciencias Sueca en tres ramas de la ciencia. Los galardonados nos recuerdan que el conocimiento verdadero nace de la cooperación. Sólo a una mujer se le ha reconocido su labor de investigación.
El premio Nobel de Física 2025 ha sido para John Clarke, Michel Devoret y John Martinis por revelar la física cuántica en acción. La Academia de las Ciencias de Suecia reconoce a los galardonados por encontrar dónde está el límite en el que aplican las reglas del mundo microscópico y empiezan las que aplican al mundo visible. El mérito de los ganadores del Nobel es demostrar que, empleando la tecnología adecuada, es posible ver y controlar fenómenos cuánticos en un objeto visible.
En términos más simples, los galardonados han tratado de responder a una de las grandes preguntas de la física: cuál es el tamaño máximo de un sistema capaz de mostrar efectos cuánticos. Encontrar dónde está el límite en el que aplican las reglas del mundo microscópico y empiezan las que rigen el mundo visible con el que estamos acostumbrados a relacionarnos.
Por otro lado, el Instituto Sueco ha otorgado el Premio Nobel de Fisiología o Medicina a los científicos estadounidenses Mary Brunkow y Fred Ramsdell, y al japonés Shimon Sakaguchi “por sus descubrimientos sobre la tolerancia inmune periférica”. Los galardonados identificaron a los “guardias de seguridad del sistema inmunológico”, las células T reguladoras, que evitan que el sistema inmune ataque nuestro propio cuerpo, según explicó el comité.
Fue entre la década de 1990 y el 2001 cuando los tres investigadores vincularon sus estudios, que han resultado en el lanzamiento del campo de la tolerancia periférica, un descubrimiento que, según el Comité, estimula el desarrollo de tratamientos médicos para el cáncer y las enfermedades autoinmunes, además de conducir a trasplantes más exitosos.

“Sus hallazgos han sido fundamentales para nuestra comprensión del funcionamiento del sistema inmune y por qué no todos los humanos desarrollamos enfermedades autoinmunes”, especificó Olle Kämpe, presidente del jurado.
El jurado ha destacado que el trabajo de estos tres científicos ha abierto un nuevo campo y acerca futuros tratamientos contra el cáncer y las dolencias autoinmunes. En la actualidad, estas células reguladoras extraídas del timo han sido esenciales para evitar el rechazo en trasplantes y ya hay en marcha ensayos clínicos para demostrar su efectividad como tratamiento generalizado.
Un nuevo tipo de materiales con múltiples aplicaciones, entre ellas la de extraer agua del aire del desierto, ha sido reconocido con el premio Nobel de Química de este año. Los premiados son el japonés Susumu Kitagawa (de la Universidad de Kioto, en Japón), el británico Richard Robson (de la Universidad de Melbourne, en Australia) y Omar Yaghi (de la Universidad de California en Berkeley, en EE.UU., que tiene una triple nacionalidad jordana, saudí y estadounidense).

Han recibido el premio “por el descubrimiento de las armazones metal–orgánicas” (conocidas como MOF, por sus siglas en inglés), según la Real Academia de Ciencias Sueca, que otorga el galardón. “Han creado construcciones moleculares con grandes espacios a través de los que pueden fluir gases y otros compuestos”, destaca la academia sueca en el comunicado en que anuncia el premio. “Estas construcciones, las armazones metal–orgánicas, pueden utilizarse para recolectar agua del aire del desierto, capturar dióxido de carbono, almacenar gases tóxicos o catalizar reacciones químicas”.
Según la academia sueca, las MOF “pueden contribuir a resolver algunos de los mayores retos de la humanidad, con aplicaciones que incluyen separar las PFAS del agua [por las sustancias perfluoroalquiladas, conocidas como contaminantes eternos] o degradar restos de fármacos en el medio ambiente”, además de capturar dióxido de carbono de la atmósfera para mitigar el cambio climático y obtener agua en el desierto.
Fuente: elpais.com y lavanguardia.com