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    De La Habana a Nogal de las Huertas: la travesía para repoblar la España vacía

    Decenas de familias llegadas de países de América Latina, así como de ciudades españolas, se instalan en pueblos de Palencia y Burgos en una avanzada contra la despoblación

    Redacción

    El padrón municipal dice que Nogal de las Huertas, un diminuto pueblo atravesado por la carretera, en la provincia de Palencia, tenía el año pasado 49 habitantes censados. Pero que efectivamente vivieran allí, que durmieran en el pueblo, eran 10. En las seis calles que tiene el poblado no ocurre casi nada. Las puertas de las casas están cerradas, hay ventanas con persianas bajadas que no se han abierto hace años.

    Para Alexander y Evelyn, un matrimonio cubano, él de 37, ella de 35, tres hijos, recién llegados, esto no se parece en nada a lo que hasta hace unas semanas era su hogar: La Habana, una ciudad que ronda los dos millones de habitantes, a unos 7.300 kilómetros de distancia. Solo con haber llegado aquí, ellos cinco ya aumentaron la población en la mitad: ahora son 15. La existencia del pueblo, que se había venido vaciando, acaba de extenderse por unos cuantos años más.

    La provincia de Palencia es la cuarta menos poblada de España. En los últimos lustros, se ha ido vaciando porque muere mucha más gente de la que nace, y los jóvenes se han trasladado a ciudades más grandes. Alexander y Evelyn no vinieron aquí por casualidad. Meses antes de hacer el viaje, estando en Cuba, se apuntaron a una web que no paraba de aparecerles en redes sociales, algo que consistía en ir a España a repoblar pueblos: Proyecto Arraigo.

    Esta empresa, a la que contratan diputaciones, se encarga de conectar, por una parte, a familias que viven en la ciudad, pero que están buscando irse a vivir a un pueblo, y, por otra, a los pueblos que necesitan justamente a esas familias para no desaparecer. Desde su creación en 2017, la organización afirma que ha instalado a 820 familias —entre 3.000 y 3.500 personas— en pueblos de 15 provincias como Palencia, Burgos, Soria, Cuenca o Huesca.

    Cuando Alexander aterrizó el 14 de diciembre pasado en el aeropuerto madrileño de Barajas, donde le esperaba José Luis, el trabajador de Proyecto Arraigo que le recibió, su familia no paraba de llamarle desde La Habana. Querían asegurarse de que estaba bien, que el pueblo existía y el trabajo que le habían ofrecido también, como pastor de ovejas en una finca. Resultó que era cierto.

    En Cuba, la iniciativa está dirigida a ciudadanos descendientes de españoles que hayan obtenido o estén por obtener la nacionalidad española en virtud de las leyes de memoria de 2007 y de 2022. Alexander la obtuvo y Evelyn se sacó el visado como familiar de español. Ella está a la espera de recibir sus papeles y ya tiene apalabrado un empleo de camarera en un pueblo vecino. Los hijos, Antony, Diana y Raúl, han engrosado la cifra de alumnos del colegio que está en otro pueblo y tiene unos 160 estudiantes, alrededor de 15 por curso.

    ARRAIGO en ESPAÑA

    El experimento ha salido bien en Paredes de Nava, un pueblo de Palencia de 1.950 habitantes, ocho bares, cuatro bancos, cuatro peluquerías, tres hostales. La fachada pintada con dibujos de dulces del quiosco de golosinas de Verónica Gómez resalta en unos soportales preparados para que decenas de niños se agolpen allí nada más salir de clase. La familia de Verónica ha sumado otros cuatro “urbanitas”, como los define Arraigo: ella, de 43 años, su marido Juan Manuel Gámez, de 47, y sus dos hijos, de 11 y ocho años. Tanto Verónica como su marido, ambos militares, siempre habían querido “trabajar y tener una casita en un pueblo”.

    La familia se ha adaptado bien a su nueva vida, aunque su hijo mayor no ha terminado de acostumbrarse a un aula de 15 alumnos, cuando en Colmenar estaba en una de 30. Una cifra que, sin embargo, resulta un éxito para Paredes de Nava. El alcalde Luis Calderón, del PP, en el cargo desde 2015, se tomó en serio la repoblación, la convirtió en una competencia nueva del Ayuntamiento y creó una concejalía específica para ello. “En un pueblo como este, si sigue bajando la población vamos perdiendo los demás también esos servicios” explica.

    Los nuevos inquilinos han garantizado esos servicios. Yolanda Díez, la concejala de repoblación, lo ilustra: “En el centro de salud estábamos justos con dos médicos y ahora hay cuatro; la matrona se había jubilado, no la iban a sustituir y lo han hecho. Lo mismo con la pediatra, estamos en el límite: bajamos 10 [habitantes] y no ponen pediatra, y si subimos uno, se queda”. Una familia hace la diferencia.

    Flor Copello y Federico Sandoli, fueron la segunda familia en llegar al pueblo con el Proyecto Arraigo, en julio de 2021, con sus dos hijos, Giuseppe y Tulio. Llegaron desde Santa Fe, Argentina, una ciudad de más de 400.000 habitantes. Este restaurante es el segundo negocio que abren en Paredes de Nava desde que llegaron, después de haber montado un centro de día para los mayores del pueblo. “Nosotros sabíamos que no queríamos seguir viviendo en Argentina, no por una cuestión económica, sino porque no queríamos la inseguridad que vive el país, tuvimos dos robos bastante complicados en la familia, dijimos ‘queremos mejor calidad de vida’ y entre encerrarnos a vivir en un barrio privado en Argentina y venir a un mundo rural más tranquilo, decidimos lo segundo”.

    Fuente: elpais.com