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    Las mujeres indígenas de Costa Rica se unen para mejorar la seguridad alimentaria de sus comunidades

    Redacción

    El pasado 15 de octubre celebramos el Día Internacional de las Mujeres Rurales, con el objetivo de mejorar su situación y promover su empoderamiento en todos los países del mundo. Un ejemplo positivo es el de las mujeres del pueblo costaricense de Cabécar que aprovechan sus conocimientos tradicionales para diversificar la dieta y generar ingresos

    En su casa reinaba el silencio cuando, de repente, Petronila Ríos escuchó un fuerte pitido. Un mensaje apareció en su teléfono: “Nila, necesito cuatro pollos frescos para hoy”. Nila —como la conocen en su comunidad— sonrió. Su perfil actualizado en las redes sociales había dado sus frutos: los clientes habían empezado a hacer sus pedidos para ese día.

    Unos años antes, Nila había comenzado su negocio de venta de pollos en el territorio de los pueblos indígenas de China Kichá, al sur de Costa Rica, donde parte del pueblo cabécar lleva viviendo desde hace más de 3 000 años. Esta tierra ha sido el meollo de su cultura y su lengua, y la han preservado cuidadosamente, manteniendo una relación estrecha y respetuosa con la naturaleza.

    Orgullosa de su tierra y su comunidad, Nila siempre ha buscado nuevas formas de contribuir a su desarrollo. La oportunidad surgió cuando la FAO, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la Organización Internacional del Trabajo y ONU Mujeres implementaron un programa conjunto llamado Reforzar el puente hacia la estrategia de desarrollo para romper el ciclo de la pobreza a nivel local con un enfoque de género y ambiental en su zona. Nila trabajó duro para participar en el programa y obtener el capital que le permitió poner en marcha una granja de pollos.

    Este apoyo, a través del Fondo conjunto para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, permitió a Nila comenzar con 25 pollos y, cuatro meses después, había cuadruplicado sus existencias. “Me siento realizada porque puedo ahorrar y contribuir económicamente a mi hogar. Esto te empodera”, explica Nila. “Ahora la comunidad se beneficia de estos alimentos y mi familia también”, continúa, recordando el inicio de su negocio con un brillo en los ojos.

    Ahora la comunidad se beneficia de estos alimentos y mi familia también

    NILA RÍOS
    CHINA KICHÁ

    Y Nila no es la única. La Asociación de Mujeres China Kichá, formada por diez mujeres cabécares, solicitó también fondos para proyectos relacionados con cerdos, pollos, maíz, frijoles y bananos. Como parte de este programa que pretende promover la igualdad de género y las prácticas respetuosas con el medio ambiente, la FAO proporcionó capacitación y asistencia técnica a Nila y a muchas otras personas de su comunidad para impulsar sus negocios.

    Algunas participantes en la Asociación de Mujeres China Kichá

    La hermana de Nila, Doris Ríos, es una defensora de los derechos de los pueblos indígenas. Según ella, en los últimos tres años de activismo y lucha por sus derechos, los miembros del pueblo cabécar han recuperado hasta un 60 % de sus tierras en China Kichá.

    Fuente: fao.org/fao-stories