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    Miles de abejas, rescatadas bajo las cenizas del volcán de La Palma

    Redacción

    Miles de abejas han sido rescatadas con vida tras pasar 50 días en colmenas enterradas bajo un manto de ceniza del volcán de la isla canaria de La Palma. Se encontraban a apenas unos 600 metros de distancia del centro eruptivo, en Cabeza de Vaca.

    Sobre los insectos rescatados ha hablado Elías González, presidente de la Agrupación de Defensa Sanitaria (ADS) Apicultores de La Palma, que ha contado a Efe que cinco de las seis colmenas que tenía un apicultor en esa zona estaban intactas. Solo las abejas de la sexta murieron, quizá «no por el volcán, sino porque ya estaban débiles» antes de la erupción.

    En el rescate, que tuvo lugar el pasado sábado, intervino la Policía Local de El Paso, uno de cuyos agentes es apicultor, con el apoyo de la Unidad Militar de Emergencia (UME) y de la Guardia Civil. Tres colmenas habían quedado parcialmente visibles y las otras tres enterradas bajo la ceniza. Los agentes tuvieron que escarbar para localizarlas y rescatarlas, no sin llevarse algún que otro picotazo.

    Cada colmena alberga hasta cuarenta mil abejas

    Cada colmena puede albergar entre 30.000 y 40.000 abejas en primavera, y entre 20.000 y 25.000 cuando hay menos flores, de cuyo polen se nutren.

    Elías González cree que si miles de abejas sobrevivieron tanto tiempo primero es porque lo que cae en esa zona tan próxima al volcán más que ceniza fina es lapilli, que por su grosor permite que pase el aire, y segundo porque el duelo de las colmenas no había sacado la cosecha de miel de verano, por lo que «tenían reservas de alimento».

    «Aún así están resentidas, pero vivas«, apunta el presidente de la Agrupación de Defensa Sanitaria (ADS) Apicultores de La Palma, que aparte de este rescate da cuenta de otras intervenciones para salvar colmenas, como en el barrio de La Laguna, donde había algunas en el camino de las coladas.

    Otras no corrieron la misma suerte, sobre todo las más próximas al cono principal del volcán, cuyas moradoras sobrevivieron a unas condiciones extremas creando una capa de propóleo, un material resinoso con el que recubrieron cualquier rendija y apenas dejaron un hueco por el que entrar y salir.

    Fuente: RTVC.