Redacción
Al ver a jóvenes migrantes desamparados en el barrio de Hortaleza, en Madrid, decidió abrir las puertas de su hogar para brindarles refugio. Lo que comenzó como un acto de compasión hacia tres chicos se convirtió rápidamente en una misión de vida. “Eran niños de 15 años con historias terribles”, recuerda Emilia, quien poco a poco ganó la confianza de estos jóvenes que lo habían perdido todo.
Emilia tomó la decisión de presentar el proyecto de acogida al Ayuntamiento de La Puebla de Almoradiel, su pueblo de origen, y los vecinos se volcaron por completo: “Llegó una pareja con unas llaves que nos cedía una casa. El pueblo ha puesto todo el contenido de la casa. La pintura, la cocina… Todo”. Y así surge ‘la casa de la solidaridad’, como ella la llama, donde conviven ocho chicos que se organizan como una gran familia.
Con el apoyo de su marido Luis y los vecinos de La Puebla de Almoradiel, Emilia logró transformar una casa vacía en un verdadero hogar para estos chicos expulsados del sistema. “En la calle tú no duermes”, les decía Emilia, y esa promesa la llevó a fundar la organización “Somos Acogida”. En solo unas semanas, la comunidad se movilizó: un vecino donó una lavadora, otro una bicicleta, y pronto la casa estuvo lista para recibir a los migrantes. Desde entonces, más de 37 jóvenes han encontrado en este lugar no solo un techo, sino la oportunidad de reconstruir sus vidas.
Emilia busca brindar a estos chicos una oportunidad porque como afirma “siempre he creído en la igualdad y creo que cuando ellos llegan a España son iguales que nosotros y hay que ayudarles”. Emilia les apoya a la hora de conseguir los permisos de trabajo y en la búsqueda activa de empleo y ya cuenta con 20 casos de éxito, personas que pasaron por su casa y con los que continúa manteniendo el contacto.
Gracias a su generosidad y su entusiasmo, Emilia se ha convertido en un pilar fundamental para los 37 jóvenes que han pasado por el centro o por su casa. “Emilia es como mi madre aquí”, cuenta uno de los acogidos.
Declara además que “es una felicidad cada vez que consiguen un permiso de trabajo o de residencia”, explica y añade que los jóvenes que han ayudado “no están en la calle sino trabajando” en oficios como dependientes, fontaneros, fábricas de hierro o bodegas.
Ahora ya no quiero los viajes del Imserso, ahora quiero estar con ellos. Me reportan juventud.
La asociación Somos Acogida cuenta con más de 20 voluntarios en La Puebla de Almoradiel y Madrid. Estos voluntarios organizan talleres para estos migrantes. “Ellos son el alma de la asociación, donde los centros les dejan en la calle. A nosotros nos sirve de base para que esos chicos, no que duerman en un parque”.
“En este momento tenemos cinco acogidos”, declara Emilia, que reconoce que tienen dificultades económicas para poder cubrir todas las plazas disponibles y reclama a las instituciones que se involucren y apoyen proyectos como el suyo.
Fuente: azcostadelsol