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    La miel de abeja, único alimento que no se echa a perder

    Posee una perdurabilidad increíble si se conserva de forma adecuada

    Redacción

    La miel no caduca. Gracias a su alta concentración de azúcar, mata a las bacterias por lisis osmótica. Las levaduras aerotransportadas no pueden prosperar en la miel debido a la baja humedad que contiene.

    La clave de esta asombrosa longevidad está en su composición: este alimento es básicamente azúcar. El azúcar es un antiséptico natural, ya que, produce una absorción del agua del entorno, por lo tanto, genera un ambiente bajo en humedad y muchos microorganismos no podrán sobrevivir en este tipo de ambiente.

    La alta concentración de azúcar en la miel, actúa absorbiendo el agua de las células de los microorganismos, mediante un proceso llamado “ósmosis”, produciendo una deshidratación y posterior ruptura de las membranas de las mismas (lisis celular) y por tanto su muerte. Por eso, para que este alimento sea perdurable se debe cerrar bien el frasco, ya que si el recipiente está abierto puede llegar a pudrirse al estar expuesto a un ambiente húmedo.

    La acidez de la miel de abeja también influye en esta perdurabilidad. El ácido glucémico es el ácido dominante en la miel, producido por la acción de las secreciones de las abejas en la glucosa. Esto le da a la miel un PH bajo, de entre 3 y 4; lo que la hace demasiado hostil para el desarrollo y la supervivencia de los microorganismos y bacterias.

    Este producto, asimismo, no solo no tiene caducidad, sino que además se ha usado como un remedio medicinal debido a las propiedades antibacteriales de la miel, ya que ayuda a evitar la infección de las heridas.

    DESDE LA ANTIGUEDAD

    La miel se encontraba a menudo dentro de las tumbas de antiguas civilizaciones como la egipcia entre quienes existía la creencia que las almas de los difuntos debían alimentarse adecuadamente si querían alguna vez regresar a la tierra. Además era común la utilización del propóleos en los rituales de embalsamiento. En la tumba del faraón Tutankamón fueron encontradas, en 1922 en perfectas condiciones, varias vasijas con miel, a pesar de los 33 siglos transcurridos.

    Antiguas vasijas que contenían miel

    De hecho, se han llegado a encontrar tarros de miel que cuentan con miles de años de antigüedad y que todavía son comestibles.
    Durante las excavaciones en Georgia en el 2012, se encontró un jarrón lleno que contaba con 5500 años. El producto se había cristalizado, algo natural después de tanto tiempo, pero bastó con poner el recipiente al agua caliente para que recobrara su consistencia anterior y pudiera degustarse.

    Fuente: excelenciasgourmet.com