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    Lord Minimus: El famoso enano de la Corte Inglesa

    Su nombre era Jeffrey Hudson y su estatura poco tuvo que ver con su verdadera grandeza

    Redacción

    Jeffrey Hudson nació a principios del siglo XVII.

    Este personaje, que se dio a conocer como el enano de la reina, era considerado una de las maravillas de la época. Los motivos eran claros: a pesar de su notorio enanismo, sus proporciones corporales eran totalmente equilibradas.

    Jeffrey Hudson nació a principios del siglo XVII. Era hijo de los guarderos del conde de Buckingham y su nacimiento fue toda una sorpresa. Sus pequeñas piernas arqueadas le hicieron temer a sus padres que jamás podría valerse por sí mismo y que el trabajo en la granja real sería algo que nunca podría llevar a cabo.

    A los 7 años la Duquesa de Buckingham se «encaprichó» de él y quiso tenerlo en la corte para verlo cada día. Era tan singular, divertido y descarado que quiso que formara parte de la familia de la noche a la mañana.

    El mayor cambio en su vida llegó cuando el rey Carlos I y la reina Enriqueta María de Francia fueron a cenar una noche al castillo de los condes de Buckingham. En el postre se presentó un gran pastel en la mesa, del que emergió a modo de sorpresa final el propio Jeffrey vestido con una armadura. Medía 46 centímetros y la reina, también quedó prendada del niño. Así que la duquesa de Buckingham, no tuvo más remedio que desprenderse de él y «regalárselo».

    Lord Mimus.

    Jeffrey formaba parte del palacio de curiosidades de la reina, junto a dos enanas más, un mono y otros animales salvajes domesticados.

    Se le utilizaba como diversión en las fiestas y como «juguete» humano que salía de vez en cuando a preparar algún sandwich para la reina. Estamos seguros de que Jeffrey soñaba con salir de allí, con escapar, así que lo más probable es que su corazón se emocionara cuando la reina quedó embarazada y tuvo el firme propósito de volver a su país para dar a luz, a Francia.

    Durante este viaje en barco fueron asaltados por los piratas, el barco fue saqueado y a punto estuvieron de quedarse con el pobre Jeffrey Hudson como trofeo curioso. Pero afortunadamente, la reina pagó por su rescate y pudo tenerlo de vuelta.

    Luego de aquel aterrador evento con los piratas, la actitud de la reina cambió por completo. Desde entonces se ocupó de ofrecerle una correctísima educación hasta que cumplió los 18 años. De esa forma aprendió a montar, a recitar poemas y a valerse como un soldado. Formaba parte de las rutinas reales, yendo de paseo con la reina y su familia. Se le proporcionó un sillón especial hecho de terciopelo con cordones y flecos de seda de plata. En su ropa también invirtió la corte. El sastre oficial, Gilbert Morrett, diseñó trajes especiales para Lord Minimus, desde vistosos trajes escarlata con medias hasta un elegante traje para las ocasiones de luto.

    Durante  la primera Guerra Civil (1642-1645), la reina nombró a Jeffrey Hudson como Capitán de caballería.

    La vida de Jeffrey, a raíz de la guerra, fue volviéndose un poco más independiente a la vez que complicada. Puesto que había ganado en posición social, pensó que era el momento de librarse de la vida de la corte, y por ello, empezó a comportarse de un modo desafiante.

    Lord Mimus.

    Llegó a batirse en duelo con otros caballeros en varias oportunidades. En una de ellas terminó asesinando a William Croft, un noble de la corte. Esta afrenta que le valió un juicio y la condena a muerte, aunque una vez más, el cariño sincero de la reina lo pudo salvar de la horca.

    Se fue a África, pero debido a su físico fue capturado nuevamente como esclavo, pasando por el continente cerca de 25 años de penurias y altibajos. No fue sino hasta de que, en 1669, pudo volver a Inglaterra después de que se pagara su rescate.

    Los últimos años de Jeffrey Hudson fueron la coronación de su vida triste. La corte, en agradecimiento por sus labores en la guerra y en compensación por sus años de esclavo, le ofreció una renta mensual con la que vivir. El pequeño Lord Minimus, como lo llamaban en las élites reales británicas, tuvo una vida larga, intensa y muy complicada, en la que la felicidad se le hizo esquiva. No se sabe cuál fue la causa de la muerte, pero se baraja que fue sobre 1682, y que fue enterrado en un cementerio para indigentes, tal y como consta en un documento legal.

    Fuente: http://supercurioso.com