El galardón está dotado con 50.000 euros y una escultura de Joan Miró. Es la séptima autora que recibirá esta distinción desde 1981
Redacción
«Me resulta difícil expresar mi emoción y gratitud por el gran honor que representa para mí la concesión del Premio Princesa de Asturias, sobre todo porque –como siempre cuando recibo un premio– no puedo evitar recordar el pensamiento de Platón que recomendaba la coronación de los poetas con laureles y su expulsión de la ciudad», afirmaba Blandiana desde Bucarest, el pasado 23 de mayo, al conocer de la concesión del premio.
¡¡¡Pero, ¿y si para mí la poesía es realmente un camino hacia la polis, una forma de quedarse, una forma de acompañar el sufrimiento de los demás?!!!”, ha escrito la poeta al conocer el fallo del jurado. Autora poco conocida por el gran público en España pero señalada por la crítica como una de las grandes voces de la literatura europea y una figura indispensable en la historia de la resistencia al régimen totalitario de Nicolae Ceausescu
Ampliamente traducida en español, los versos de Blandiana están recogidos en el sello Visor (El ojo del grillo, Variaciones sobre un tema dado, El sueño dentro del sueño y otros poemas, Primera persona del plural), la editorial Pre-textos (El sol del más allá y El reflujo de los sentidos) y en Galaxia Gutenberg (Un arcángel manchado de hollín). También sus dos volúmenes de relatos han aparecido en el sello Periférica (Las cuatro estaciones y Proyectos de pasado).
En 1978 la poeta rumana cambió su nombre. Otilia Valeria Coman paso a ser Ana Blandiana, ya que en ese año su padre, un sacerdote ortodoxo, fue señalado como enemigo del régimen. Su obra temprana quedó proscrita por la condición de su padre como preso político, por dos dictadores distintos. Primero Gheorghe Gheorghiu-Dej, luego Ceausescu. Todo ello convirtió los escritos de Blandiana en un tesoro clandestino que circulaba en manuscritos.
La caída del régimen totalitario en 1989 no menguó el compromiso cívico de esta autora que reorganizó el PEN club en Rumania, presidió la Alianza Cívica, una organización que apoyaba el impulso democrático, y creó el Memorial de las Víctimas del Comunismo y de la Resistencia en Sighet, bajo los auspicios del Consejo de Europa.
Lo primero que llegó al lector en español de Blandiana en 2008 fueron sus relatos, que Viorica Patea, traductora de su obra en prosa y verso. Patea sitúa bajo la influencia del realismo mágico, “de Cortázar, Borges y también Bulgakov”. Sus cuentos ofrecen una panorámica de las historias de Rumanía. “Su obra tiene un mensaje y un significado, no es un mero juego de palabras. Ella es una especie de Juana de Arco”, añade.
Gracias por el eco que su prestigioso premio dará a mis ideas y mis poemas
ANA BLANDIANA
Pero Blandiana es una poeta metafísica, no una activista. Escribe sobre la dignidad del ser humano, no milita en ningún partido”, recuerda al teléfono Patea. Perteneciente a la llamada generación de los sesenta, desde sus comienzos Blandiana reivindicó “la estética como gesto subversivo”, para plantar cara al realismo socialista, al Proletkult que imponía el partido comunista. “Es una poeta intimista con una dimensión mística.
Retoma, como otros miembros de su generación, la tradición de las vanguardias de Entreguerras que estaba prohibida por el régimen”, explica Patea, y subraya que Blandiana fue un “nombre prohibido antes de ser conocido”. La traductora ha trabajado en los distintos libros de Blandiana en colaboración con otros profesores y poetas como Natalia Carbajosa, Antonio Colina y Fernando Sánchez Miret, y actualmente ultima El tercer sacramento, el poemario con el que se completa la traducción al español de toda la obra de la poeta y cuya publicación en Visor está prevista para este 2024.
Fuente: elpais.com y FPA.es