Redacción
Vivimos en una sociedad tecnológica. Siempre ha habido inventos, gracias a mentes inquietas y brillantes, pero nunca como hasta ahora. Sin embargo, seguro que siempre te detienes en los más espectaculares y muchas veces menos prácticos al final, que nunca usarás o tendrás. ¿Qué pasa con aquellos que usas a diario y ni te das cuenta de que en su momento fueron inventos revolucionarios?
La mayoría de ellos son de una sencillez aplastante, y por separado incluso no valen monetariamente nada, pero te hacen no solo la vida más fácil, sino que no podrías ya vivir sin ellos o al menos, los echarías mucho de menos. Mira algunos ejemplos de los muchos que hay y te darás cuenta de lo poco que valoras artilugios cotidianos que no paras de usar.
No solo eso. Igual ni te has fijado nunca. Veamos: coge el tapón de una bebida efervescente y las hendiduras circulares de una botella de leche. En el primer caso, verás que hay un disco de plástico bajo la tapa. No es un adorno estético. Vale para mantener el gas, conservar el dióxido de carbono dentro de la botella y la efervescencia de la bebida.
En cuanto a las hendiduras de plástico de la botella de leche que se encuentran en el lateral, se usan para evitar el agrietamiento o la rotura si se cae, para que flexione ligeramente y que no explote, al expandirse si aumenta la presión.
El invento textil y de moda
¿Adivinas cuál es? Seguro que ni te lo imaginas. Pues la respuesta es: el pompón de un gorro. Sí, seguro que el 99% de la población diría que es algo estético, o que se puso de moda y ya ha permanecido así, pero no, tenía una función práctica.
Te habrás fijado que el gorro es un accesorio típico de los marineros. Lo has visto en muchas películas, y es así, no es algo inventado. Pues los marineros franceses se pusieron esas bolitas encima para algo muy práctico y que les podría salvar la vida: con ellas conseguían un efecto amortiguador si con los embates del mar se daban contra el techo.
No abandonamos el sector, porque hay muchos ejemplos, como las rayas en las toallas, donde no está el bordado habitual. No solo es un factor decorativo, sino que tiene un porqué práctico, y es para poderlas doblar sin dañar ese bordado y ocupen menos espacio. Además, se evita deshilachar el tejido y así durar más.
Otro ejemplo son las trabillas en la espalda de los abrigos. No son un adorno de moda, sino una costumbre mantenida de origen práctico. El abrigo se diseñó para los militares que llevaban chaquetas de gran tamaño que también servían de manta. Y se añadió para que los soldados pudieran caminar sin tropezar con la tela sobrante.
¿Y los botones a la izquierda en la mujer?
De lo que sí somos conscientes es del abrochado a la derecha en hombres y a la izquierda en mujeres. Pues en este caso sí era algo práctico, pero propio de otros tiempos: era símbolo de estatus y riqueza, porque lo más seguro es que te vestía alguien, por lo que le era más fácil si la abotonadura estaba dada la vuelta.
Con el paso del tiempo esa costumbre se ha mantenido al final como modo o como forma de distinguir a primera vista prenda de mujer u hombre. ¿Guiño al pasado, moda o practicidad moderna? Lo cierto que se sigue dando por, válido, lógico, bueno o simplemente no se ha planteado que no sea así.
Luego hay artilugios, aparatos o herramientas que valen para más cosas de las que inicialmente están pensadas o tú crees que sirven. Es el caso del agujero inferior del candado, que vale como desagüe para que no se acumule agua y se oxide el mecanismo; o el cajón donde guardas las sartenes bajo el horno, que estaba diseñado también para mantener calientes los platos.
¿Y el molesto momento de no tener moneda para el carro del súper? Pues que sepas que la parte ancha de muchas monedas te vale para ello. ¿Y los medicamentos? El ibuprofeno puede ayudar a deshacerte de los molestos granos, perforando la cápsula y emplear el gel directamente en la zona, con efecto antiinflamatorio.
Los inventos geniales y prácticos en papelería
Veamos dos objetos corrientes que tanto hemos comprado: cuadernos y gomas de borrar. En los primeros, llevan márgenes, pero no es por diseño, sino por una tradición antigua que evitaba que los roedores mordisquearan el papel o al menos no llegaran a lo escrito.
¿Y las gomas de borrar? Dirás que todas son iguales, salvo el color. Pues resulta que es la clave, ya que según uno u otro, vale para borrar una u otra cosa: el lado rosa sirve para borrar las marcas de lápiz más claras en papel más blando, mientras que el lado azul es para papel más granulado y marcas más oscuras. Se descubrió también que la cara azul era eficaz para borrar tinta.
Los destornilladores no solo sirven para atornillar, sino también como llaves inglesas Al deslizarlo por las abrazaderas, puedes aumentar la fuerza. Esto resulta útil cuando trabajas en espacios reducidos o en ángulos complicados. Si tienes maña, puedes girar tuercas y tornillos que serían difíciles de alcanzar con una llave normal.
Otro ejemplo: alguna vez encontraste en la ropa nueva un pequeño cuadrado de tela con botones en una bolsa de plástico. Se trata de una muestra, y la función principal es ayudarte a probar distintos productos de limpieza para asegurarte de que no la estropean. De este modo, podrás evitar contratiempos a la hora de lavarla.
La pasta de dientes multicolor
Muchas pastas de dientes tienen esas bandas bicolores y multicolores. Pues todo deriva de un invento en los 70 para añadir a la pasta un efecto refrescante y contra el aliento. Ahí entra la empresa Aquafresh, que escuchó la demanda e introdujo una franja azul para indicar el doble beneficio.
Cuando la salud de las encías se hizo más importante, la marca añadió una roja para indicar la triple acción: limpieza, aliento fresco y control de la placa. Aunque actualmente la pasta de dientes blanca ofrece los mismos beneficios, las empresas añaden las rayas a los productos por marketing.
Por último, qué mejor que con una pregunta que sí ha sido recurrente, por lo que sí se ha sido consciente siempre de la curiosidad, si bien en este caso era por lo contrario, pensando que no valía para nada. El famoso agujero de los capuchones de los bolígrafos. Muchos daban dos razones: que era un error de fábrica o que tenía algún fin de conservación de tinta. Nada de eso.
En realidad, fue algo más que práctico: salvar vidas. Los fabricantes tenían miedo de que esa tapa se tragara y ahogara al usuario, con lo que al poner ese agujero, se evitaba esa posibilidad, proporcionando un paso de aire.
Fuente: Business Insider
