El recién creado Ministerio de los Pueblos Indígenas refleja el vuelco civilizatorio que Lula da Silva para combatir las diferencias culturales y sociales del país
Redacción
La creación del Ministerio de los Pueblos Indígenas refleja el vuelco civilizatorio que Lula da Silva pretende promover en su tercer gobierno en Brasil, que comenzó el domingo 1 de enero con un llamado a la unión nacional en “un frente amplio contra la desigualdad”.
“Triunfamos en las elecciones para combatir la desigualdad” y esa será “la marca de mi gobierno”, afirmó en un discurso emocionado delante de las cerca de 40 000 personas que pudieron asistir a los actos delante del palacio del Planalto, sede de la presidencia.
El izquierdista Lula, de 77 años, lloró al detallar la pobreza y el hambre visibles actualmente en las ciudades del país, con imágenes como un niño pidiendo ayuda con un cartel en los semáforos o mujeres buscando huesos en las carnicerías para tener alguna proteína para sus hijos.
Una gran movilización colectiva contra “todas las formas de desigualdad”, desde el racismo a los contrastes económicos y la violencia contra la mujer, pidió el nuevo presidente, tras señalar que el ingreso de los 5 % más ricos equivale al de los demás 95 % de la población nacional y que cien ricos concentran el patrimonio de cien millones de pobres.
El mismo acto en la sede de la presidencia tuvo un gesto simbólico. La banda presidencial le fue entregada por un grupo representativo de la diversidad social y de los sectores más vulnerables de la población brasileña.
Combatir las desigualdades y el hambre serán una de mis prioridades
LULA DA SILVA
CONOCIDO LÍDER INDÍGENA
El cacique Raoni Metuktire, histórico líder del pueblo kaiapó y de la resistencia indígena, se destacó con sus adornos típicos, como el tocado y el labio agrandado por un disco, al lado de una mujer y un niño negros, otra mujer blanca y dos discapacitados.
La mujer negra, que vive de buscar material reciclable en la basura, puso la banda presidencial en Lula. Sustituyó al expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro, que se negó a participar en el traspaso de mando. Dos días antes dejó el país y viajó a Orlando, en el sureste de Estados Unidos, donde pretende pasar por lo menos el mes de enero.
“Reconstrucción” es la consigna ante la demolición a que fueron sometidas políticas públicas, algunas iniciadas en sus dos cuatrienios anteriores en la presidencia (2003-2010), como la que sacó Brasil del “mapa del hambre” de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la que multiplicó la cantidad de universitarios.
Fuente: ipsnoticias.net