Una nueva tripulación protagonizará la siguiente simulación en el desierto de Utah (Estados Unidos) en el año 2025
Redacción
Tras concluir con éxito su primera misión el pasado mes de abril, el proyecto Hypatia ha anunciado que en el año 2025 una nueva tripulación de mujeres científicas visitará la estación análoga de la Mars Socety en el desierto de Utah (Estados Unidos). Las dos astronautas en la reserva de Hypatia I, la matemática Anna Bach y la estudiante de ingeniería Helena Arias, formarán parte de la nueva misión, que próximamente hará público en redes sociales cómo será el proceso de selección del resto de tripulantes.
Hacer investigación de excelencia, desarrollar actividades de divulgación y fomentar vocaciones científicas, en especial entre las niñas y las chicas más jóvenes, son los objetivos de Hypatia, una iniciativa que cuenta con la participación de dos investigadoras del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC): Laia Ribas, del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), y Neus Sabaté, del Instituto de Microelectrónica de Barcelona (IMB-CSIC).
Ambas científicas participaron con otras cuatro mujeres en la primera misión del proyecto, una simulación de doce días de duración en la Mars Research Desert Station, cuyo entorno recuerda mucho a la orografía y la geografía del planeta Marte. El desierto de Utah es un paisaje rico en materiales ferrosos, con grandes oscilaciones de temperatura y baja humedad. De hecho, durante la misión, las temperaturas se situaron entre los 3 y los 29 grados centígrados, la humedad fue del 10% y las rachas de viento llegaron hasta los 60 kilómetros por hora.
Durante su estancia, las científicas llevaron a cabo actividades de investigación encaminadas a analizar cuestiones como la viabilidad de la acuicultura en Marte o la posibilidad de fabricar baterías con materiales que abundan en la superficie del planeta. Todo ello en condiciones que simulaban las de una misión real a Marte, como las restricciones de agua, comida y comunicaciones con la Tierra.
De media, cada una gastó 13,4 litros diarios de agua para hidratarse, asearse, cocinar y limpiar el espacio. Este dato contrasta con el consumo diario de una persona en Barcelona, que según la Agencia Catalana del Agua (ACA) se sitúa en los 105 litros.
Asimismo, la alimentación estuvo basada mayoritariamente en productos deshidratados: lácteos, huevos, verduras y frutas que se activan con agua. La unica comida ‘fresca’ fue la que las tripulantes lograron recoger del invernadero de la estación: 713 gramos de pepino, 498 de tomates cherry, 269 de brotes para ensalada, 14 de menta y uno de albahaca durante toda la misión.
Las comunicaciones con la Tierra también estuvieron restringidas. Las tripulantes no pudieron hablar de forma síncrona con su familia, amigos y colaboradores científicos mientras duró la simulación. La conexión a Internet estuvo reducida a tres horas diarias para preparar y mandar informes al equipo de control.
La experiencia fue filmada por la realizadora Ana Monserrat, ex directora del programa Trescatorce, que prepara un documental sobre el proyecto con ayuda de la Vicepresidencia Adjunta de Cultura Científica y Ciencia Ciudadana del CSIC.
Fuente: CSIC