Redacción
La historia, la música clásica y un talento sin límites construyen el extraordinario universo de la marca de moda Guillermo Décimo (GX), cuyas creaciones ‘prêt-à-couture’ seducen al público en cada uno de sus espectaculares desfiles. Guillermo Díez es el diseñador y director creativo detrás de esta bendita locura que aúna fantasía, romanticismo, sofisticación, artesanía y sostenibilidad.
En 2021, la pasarela EGO para jóvenes talentos de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid (MBFWM) presentó al público la marca Guillermo Décimo (GX) con su colección Queen of the Night. En 2022, la firma repitió con 18 nuevos looks que componían The Sleeping Dreamer. Desde entonces, su fundador, Guillermo Díez (Burgos, 1996), no ha parado de recibir elogios: “el soplo de aire fresco de la moda española”, “el único que vestiría a los Bridgerton del siglo XXI” o “el nuevo Galliano”, en referencia al diseñador que revolucionó Dior entre 1997 y 2011. “Sigo un poco en shock con todo lo que acaba de suceder, pero estoy feliz”, reconoce Guillermo.
La fórmula con la que ha conseguido acaparar miradas y buenas críticas arranca con una base de barroquismo, fantasía y sofisticación en todas sus prendas que traslada al espectador a un verdadero show. “El espectáculo es uno de los aspectos más representativos de mis desfiles y que a la gente más le gusta —apunta Guillermo—. A mí también e intento potenciarlo, que sean algo muy visual, llamativo y divertido. Que capte la atención y que sea un cúmulo de elementos artísticos; no solo ropa sobre una pasarela, sino un conjunto sensorial de música, iluminación, escenografía. Eso lo hace más completo e interesante”.
El show de Guillermo cuenta con dos elementos imprescindibles: la artesanía y la sostenibilidad. “Ideas fantásticas y loquísimas, y diseños maravillosos los podemos tener muchos, pero si no se llevan a cabo de cierta manera pierden el encanto —señala—. Una idea muy buena mal ejecutada pierde calidad. Por eso confecciono mis diseños lo mejor posible, tanto exterior como interiormente, para mostrar que son prendas de calidad y perdurables en el tiempo. Todos los procesos se realizan a mano. ¿La sostenibilidad? Mi generación tiene interiorizado reutilizar y es algo que sale de forma fluida, aunque trato de potenciarlo. Pero aparte: ¿qué sentido tiene que hagamos cosas gastando, gastando y gastando?”.
El espectáculo es uno de los aspectos más representativos de mis desfiles. Intento que sea algo muy visual, llamativo y divertido
Guillermo Díez
Este genio burgalés de solo 26 años es capaz de confeccionar una capa glamurosa con un retal de una prenda de segunda mano, un pantalón con una antigua funda de edredón y completar el look con una bisutería muy chic elaborada con las piezas de una vieja lámpara de cristal. “Sí, muchas de mis prendas están hechas con retales que me han sobrado de otros diseños, con cosas que guardo de cuando era pequeño y que se acumulan en casa. Suelo tener todos esos materiales a mi alrededor, los voy tocando, me los pongo, me miro al espejo… Es como ir probando con todo y, de repente, un día pienso: ¡Vaya, esto quedaría increíble así! Es una manera muy personal de crear”.
Pero que nadie se engañe, la elaboración de sus vestidos, 100% realizados a mano por el propio Guillermo, conlleva también una precisión meticulosa. “Cuando hago los diseños no realizo un prototipo, que sería lo suyo porque así ves que todo va a funcionar y es como se hace en la alta costura. Por una cuestión de tiempo para mí eso es inviable. Yo trabajo directamente con el tejido definitivo sobre la prenda definitiva, de modo que ha de quedar bien sí o sí. Eso hace que muchas veces vierta sangre, sudor y lágrimas hasta terminarla. He de meterle estructuras internas que no se van a ver, confeccionar corsés y corpiños para que esos vestidos no se caigan, todo lo que al final queda tapado entre el forro y el tejido externo… Es un trabajo más complicado de lo que se ve por fuera”.
Historia y arte como narraciones
El talento de Guillermo se fraguó en un hogar de múltiples referencias artísticas. La madre, profesora de violonchelo en el conservatorio de Burgos; el padre, aficionado a la pintura con alguna exposición a sus espaldas; y el propio Guillermo cursó tres años de clarinete. “Son referentes que siempre han estado ahí. He dibujado desde pequeño figurines, princesas y todo eso, y me han ayudado a plasmar mis ideas para luego llevarlas al tejido. Por otra parte, la música clásica me apasiona. Cuando diseño he de tenerla de fondo, siento que me inspiro más. Es una cosa un poco loca de explicar”, confiesa entre risas. Otras aficiones, como el cine, concretamente el Hollywood clásico y las grandes divas de la pantalla grande, han dejado una huella evidente en sus estilismos. “Aquellos vestidos maravillosos que llevaban las actrices, esos tejidos que se movían a cada paso que daban… Hay magia y fantasía detrás. Lo romántico del pasado me hace imaginar, me apasiona intensamente y me inspira muchísimo”, reconoce.
Buscando algo que defina su sello personal, Guillermo huye de calificativos transgresores como el de provocador. “Lo de provocar a veces surge de manera inconsciente, es decir, no lo hago de forma calculada, aunque por mis diseños o el modo de presentarlos lo parezca”. O el de revolucionario: “No creo que esté haciendo nada excesivamente novedoso, son solo pequeños detalles”. Se refiere a que primero recurre a esos referentes históricos y artísticos que le entusiasman y luego consigue que funcionen incorporándoles elementos contemporáneos para traerlos a la actualidad. “Esa es la fórmula que hace que mis colecciones tengan un toque distinto”, afirma.
En esa fantasía recargada, atrevida y sostenible en la que se mueve su marca hay hueco para unos principios que el propio Guillermo sostiene a toda costa. “Durante el proceso creativo hay que tener coherencia y evitar que los diseños sean algo emocional del momento. A veces hago muchos bocetos y los guardo. Años después digo: ¡Sí, este puede funcionar ahora en la nueva colección! Las ideas hay que reposarlas y madurarlas”.
“Lo de provocar a veces surge de manera inconsciente. No lo hago de forma calculada
Guillermo Díez
Sabe que un joven diseñador con talento como él ha de tener dos coordenadas que dirijan su rumbo: la constancia y la perseverancia. “Trabajar y trabajar, seguir intentándolo hasta que lo consigues. Me presenté varias veces a desfilar en la MBFWM y no me seleccionaron. Lejos de rendirme lo seguí intentando, creando colecciones porque me gusta y lo disfruto, y hubo un momento en el que me escogieron”. Su tesón le llevó a conquistar su primer gran sueño: desfilar en Madrid. “Ya me parece una cosa increíble”, sentencia. Mientras asimila lo que le está ocurriendo, prepara con ahínco su nueva colección, que presentará, si las musas conspiran a su favor, en la MBFWM de 2023 con un desfile que él predice como “fantasía extrema y espectáculo en su máxima potencia”.
Solo nos queda saber algo más y es a qué aspira Guillermo. Su respuesta es contundente: “Desfilar en la alta costura de Paris”. Lo comenta con el entusiasmo de las metas por alcanzar y con la boca pequeña para no parecer prepotente, pero a buen seguro que su creatividad, su talento y su savoir-faire como diseñador le allanarán el camino para acabar siendo aquello que muchos ya vaticinan: el nuevo rey de las pasarelas.
Fuente: Talento a bordo