Bailarín, coreógrafo, docente y actor sudafricano y, además, fundador del Vuyani Dance Theatre
Redacción
Gregory Maqoma es hoy en día uno de los referentes indiscutibles de la danza, no solo de la que nace en África, sino a nivel mundial, gracias a un trabajo intenso a la hora de mezclar la danza tradicional y la contemporánea. Ha trabajado con Akram Khan, Faustin Linkeluya y Sidi Larbi Cherkaoui, entre otros.
Nacido en Soweto en 1973, hace más de 20 años que fundó en Johannesburgo el Vuyani Dance Theatre, desde donde salen producciones que dan la vuelta al mundo. En estos días se ha presentado su espectáculo en el Festival Itálica (Sevilla) y en el Festival Grec (Barcelona) donde ha estrenado su montaje ‘Broken Chord’ (acorde roto), un gran espectáculo en que es el único bailarín, pero que cuenta con cuatro cantantes tradicionales sudafricanos y el Coro de Cámara del Palau de la Música Catalana (en Itálica con en Coro sevillano: Proyecto ELE). Habla del primer coro negro sudafricano que, a finales del siglo XIX, efectuó una gira que le llevó a Inglaterra, EE UU y Canadá. No se conservó ningún registro sonoro, solo un puñado de fotografías.
Hace cuatro años estaba trabajando con el compositor de ‘Broken Chord’, Thuthuka Sibisi, quien había montado una exposición en el Museo del Apartheid de Johannesburgo. La exposición sonora, situada en una sala oval, “hablaba del coro sudafricano, con la música que habían imaginado Sibisi y Philip Miller y no pude hacer otra cosa que ponerme a bailar” narra Gregory en el programa del Grec. “No podía parar de moverme. Había una cámara que giraba alrededor mío y no podía parar. Al cabo de 40 minutos, lo hice, me miré bien la exposición y me dije: qué historia tan increíble. Inmediatamente, me di cuenta de que todos me miraban. Yo estaba en el centro de la sala rodeado de las fotografías del coro que habían sobrevivido. Yo solo era el reflejo de la música y de la historia. Empecé a pensar sobre la mirada, sobre cómo me miraban, pero también sobre cómo el público europeo debía mirar aquel coro, cómo los recibió en aquella época, un coro negro africano que representaba los sentimientos de un pueblo” añade emocionado. En esta obra, la mirada es muy importante, como la gente miraba ese coro.
La historia de ese coro se explica a través de la música. De ellos hay efectos e imágenes que aparecen. “De aquel coro, solo tenemos los títulos de los temas que cantaron. Tenemos el programa de mano. Nada más. Y Sibisi imagina cómo habría sonado aquella música. Imaginando la historia de aquella música tengo la oportunidad de responder a partir del movimiento. Hago un acercamiento ético. No se trata solo de un reflejo en el movimiento del cuerpo, sino que también hay texto, elementos visuales y la gente que hay en escena, sin jerarquías”, precisa.
Gregory confiesa no haber tenido que hacer ninguna elección entre las danzas tradicionales sudafricanas y la contemporánea, ya que nació de la mezcla. “Allí donde crecí, ya desde pequeño, estaba expuesto a las formas modernas y contemporáneas, tanto musicales como en cuanto a la danza. Siempre me presento como un cóctel, una mezcla de emociones. No un cóctel que te intoxica, sino uno que te mantiene sobrio y te hace explorar las emociones y que algo, dentro de ti, cambie”, afirma en entrevista telefónica.
Me interesa la tensión, la confrontación, la mirada. La confrontación constante entre razas, algo que todavía hoy tenemos que resolver
La razón por la que decidió quedarse en Sudáfrica, para vivir, para trabajar, habiendo tenido la posibilidad de trabajar y vivir en Francia o en Bélgica, tiene que ver con la intención de cambiar la narrativa de los artistas negros en su país. “Por cada niño que te ve, por cada niño que ve un sueño manifestándose en la obra de un artista negro, que trabaja en el país y no se va, se crean oportunidades para todos. Oportunidades para crear voces propias. Esto ha sido maravilloso, para mí, enraizarme y utilizar mi historia, mis desventajas, para intentar cambiar el mundo.
Fuente: El País. htthttps://www.barcelona.cat/grec/es/blog/gregory-maqoma-mi-responsabilidad-pasa-por-seguir-haciendo-preguntas-pero-tambien-por