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    Graciela Iturbide, Princesa de Asturias de las Artes por su “mundo hipnótico”

    El jurado ha ensalzado la «mirada profunda, respetuosa y evocadora» de la fotógrafa mexicana, en la que combina lo documental con lo poético

    Redacción

    Considerada una de las más importantes e influyentes fotógrafas de América Latina, Iturbide (Ciudad de México, 1942) concibe su trabajo como una manera de conocer, explorar e investigar culturas con obras, casi siempre en blanco y negro, que muestran la fragilidad de las tradiciones ancestrales y su difícil subsistencia, la interacción entre naturaleza y cultura o la dimensión simbólica de paisaje y objetos encontrados al azar.

    El jurado ha ensalzado su «mirada profunda, respetuosa y evocadora», en la que combina lo documental con lo poético. Presidido por el director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Miguel Zugaza, la obra de Graciela Iturbide, en blanco y negro, «combina lo documental con un sentido poético de la imagen».

    A través de su cámara, Iturbide capta la vida cotidiana de México «con una mirada profunda, respetuosa y evocadora», de modo que «sus imágenes no solo muestran lo que ve, sino también lo que siente», y «cada fotografía tiene una carga emocional y cultural que nos invita a mirar más allá de lo visible», ha valorado el jurado.

    La candidatura de Iturbide fue propuesta por el diplomático Juan Duarte Cuadrado, embajador de España en México, y el premio se ha concedido por unanimidad de los miembros del jurado.

    A lo largo de más de medio siglo de trayectoria ha retratado a pueblos indígenas de México, Panamá, Madagascar o Cuba y ha creado una obra intensa y singular, fundamental para comprender la evolución de la fotografía en México y en el resto de América Latina.

    DEL CINE A LA FOTOGRAFÍA

    Graciela Iturbide (Ciudad de México, 1942) comenzó sus estudios en 1969 en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la Universidad Autónoma de México, con la intención de convertirse en directora de cine. Sin embargo, las instantáneas de Manuel Álvarez Bravo –uno de los mayores representantes de la fotografía latinoamericana del siglo XX–, que impartía clase en la misma institución, le hicieron sentirse atraída rápidamente por este arte.

    Entre 1970 y 1971 se convirtió en su ayudante, y viajó a través de Latinoamérica, en particular a Cuba y Panamá. “Me enseñó tantas cosas, no solo de fotografía, sino a tener una vida diferente a la que yo había tenido con mi familia. Una vida de soledad donde hay tiempo, donde hay que leer, donde hay que escuchar música…”

    Más adelante, en 1978, fue comisionada por el Archivo Etnográfico del Instituto Nacional de Indigenista de México para documentar a la población indígena del país. Iturbide apostó por retratar al pueblo Seri, un grupo de pescadores nómadas en el desierto de Sonora al noroeste de México, cerca de la frontera con Arizona.

    Fuente: elpais.com / eldiario.es y efe.com