El 87% de los chicos de 15 años en los Países Bajos se siente satisfecho con su vida
Redacción
Un informe de UNICEF analizó las condiciones de vida en 39 naciones y reveló qué entorno promueve mejor el bienestar emocional, físico y educativo de los infantes.
El estudio, publicado en junio de 2025, construye un Índice de Bienestar Infantil a partir de tres pilares fundamentales: satisfacción con la vida, salud física y mental, y desarrollo de competencias.
Cada uno se compone de indicadores cuantitativos comparables entre países miembros de la OCDE o la Unión Europea, recolectados entre 2018 y 2022. La investigación permite observar tendencias antes, durante y después del impacto de la pandemia de COVID-19, así como las brechas persistentes dentro de cada país.
El índice no solo clasifica el rendimiento general de los países, sino que también revela patrones preocupantes: la mayoría de las naciones experimentaron un deterioro en al menos una dimensión clave. Sin embargo, los Países Bajos se mantuvieron como líderes consistentes en múltiples áreas.
Los Países Bajos encabezan el ranking general de bienestar infantil entre los 39 países evaluados. Ocupan el primer lugar en satisfacción vital, el primero en salud mental, el cuarto en salud física y mantienen un alto rendimiento en desarrollo de competencias.
En términos de satisfacción con la vida, el informe señala que “el 87% de los adolescentes neerlandeses dice estar satisfecho con su vida, una proporción significativamente superior al promedio de los países evaluados, que se ubica en el 70%”. Esta cifra representa una leve caída respecto del 90% registrado en la edición anterior, pero sigue siendo la más alta entre los países estudiados.
También lideran en indicadores de salud mental, como bajos niveles de síntomas emocionales negativos, alta percepción de apoyo social y bienestar subjetivo sostenido. En salud física, mantienen buenos niveles de actividad y alimentación saludable, aunque el sobrepeso infantil mostró un incremento tras la pandemia.

El informe de UNICEF no se limita a las cifras. También ofrece una explicación contextual sobre los factores que permiten comprender el alto nivel de bienestar en los Países Bajos. Entre ellos se destacan:
- Crianza basada en la autonomía: la cultura familiar neerlandesa promueve una relación abierta y horizontal entre adultos y niños. El respeto por la opinión de los adolescentes, la participación en decisiones cotidianas y la promoción de la autonomía son prácticas extendidas.
- Educación integral: el sistema educativo pone énfasis en el bienestar emocional, la participación activa y la convivencia escolar. Las competencias evaluadas no se limitan al rendimiento académico, sino que incluyen habilidades sociales y emocionales.
- Servicios públicos accesibles: la cobertura universal de salud mental infantil, la existencia de programas de prevención y el acceso gratuito a espacios culturales y recreativos contribuyen al equilibrio entre obligaciones escolares y desarrollo personal.
- Entorno económico estable: si bien el país no está exento de desigualdades, presenta menores niveles de pobreza infantil relativa que otros países ricos. Las políticas redistributivas mitigan parte del impacto económico sobre las familias con niños.
Según UNICEF, “el caso neerlandés muestra cómo un enfoque sistémico e inclusivo puede traducirse en niveles altos y sostenidos de bienestar infantil en todos los planos: emocional, físico y educativo”.
Detrás de los Países Bajos se ubican Noruega, Irlanda y Finlandia, que también presentan buenos resultados generales. En el extremo opuesto del ranking aparecen países como Bulgaria, Chile y Rumania, con niveles bajos de satisfacción vital y desempeño educativo, combinados con altos índices de sobrepeso o síntomas de salud mental.
En particular, el informe señala con preocupación la situación de Islandia, Francia y Reino Unido, donde se observan caídas abruptas en las tres dimensiones evaluadas. “El deterioro fue más pronunciado en países que no invirtieron en servicios de salud mental infantojuvenil o que desatendieron el impacto emocional de la pandemia en sus políticas públicas”, concluye UNICEF.
Fuente: infobae