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    Agricultura inteligente empodera a comunidades de Burkina Faso

    El programa Real BF está dotando de tecnologías de energía limpia a pequeños agricultores

    Redacción

    En el corazón de las tierras áridas de Burkina Faso, en un área rural de Zoungou, en el centro de Burkina Faso se está produciendo una transformación silenciosa. Alhaji Birba Issa, un pequeño agricultor de cebollas, se inclina sobre hileras ordenadas de cultivos verdes y frondosos, con el zumbido de las bombas solares de fondo. «Esta tierra solía estar dormida durante la estación seca», dice mientras se sacude el polvo de las manos. «Nuestra bomba a diésel se averiaba. Las cosechas se perdían. Pero ahora cultivamos todo el año», destaca.

    Issa dirige una de las 89 cooperativas agrícolas que participan en el programa Energía Renovable para la Agricultura y los Medios de Vida (Real BF), que está dotando a los pequeños agricultores, especialmente a las mujeres y los jóvenes, de tecnologías de energía limpia que van transformando la productividad agrícola y la dignidad en las regiones propensas a la sequía de Burkina Faso.

    Burkina Faso, un pequeño país de África occidental sin salida al mar y parte de la región del Sahel, se enfrenta a uno de los niveles más altos de vulnerabilidad climática del mundo. Más de 80 % de su población total, de más de 23 millones de habitantes, depende de la agricultura de secano, que se ha vuelto cada vez más incierta debido a las lluvias irregulares y al aumento de las temperaturas.

    En respuesta a ello, el programa Real BF, ejecutado por la organización internacional de desarrollo Practical Action con el apoyo de múltiples socios para el desarrollo, ha adoptado un enfoque holístico. Conecta sistemas solares autónomos, biodigestores y tecnologías de procesamiento eficientes desde el punto de vista energético a los pequeños agricultores, lo que ayuda a las comunidades a prolongar sus temporadas de cultivo, preservar las cosechas y reducir la dependencia de combustibles contaminantes.

    En julio de 2024, el programa había llegado a 15.937 pequeños agricultores, más de 80 % de ellos mujeres, y había alcanzado 82 % de finalización de las actividades y 90 % de ejecución del presupuesto. «No se trata de tecnologías que se instalan y se olvidan», afirma Issouf Ouédraogo, director regional de Practical Action para África occidental.

    Añade que «hemos diseñado las soluciones conjuntamente con los agricultores, les hemos ayudado a organizarse en cooperativas y les hemos formado para gestionar los sistemas. Los resultados son propiedad de la comunidad, y por eso funciona».

    CAMPOS QUE CRECEN

    En lugares como Komki Ipala, un municipio de la región Centro, el riego con energía solar llega ahora a 115 hectáreas de tierras de cultivo. Los agricultores cultivan hortalizas, arroz, legumbres y cebollas durante todo el año, sin limitarse a la corta temporada de lluvias. «Antes, cultivábamos tres meses», dice Aminata Zangre, lideresa de la cooperativa de Zoungou. «Ahora planificamos para ocho. Mis hijos comen mejor. Vendemos el excedente. Y utilizamos el estiércol de las vacas para generar energía. Es como convertir los residuos en esperanza», explica.

    En el municipio rural de Gon-Boussougou, Molle Nossira supervisa una cooperativa de procesamiento de pescado que antes tenía problemas con el deterioro y el humo. «El pescado se echaba a perder antes del mediodía. Ahora utilizamos hornos de bajo consumo y cámaras frigoríficas solares», explica la piscicultora. «Nuestro pescado se mantiene fresco. Vendemos a mejores precios. Incluso vendemos bebidas frías, lo que atrae a más clientes», precisa.

    Es como convertir los residuos en esperanza

    AMINATA ZANGRE

    Aunque la infraestructura energética se considera a menudo un ámbito masculino, este programa ha cambiado por completo esa percepción.

    En Koulpelé, Awa Convolbo dirige una cooperativa de mujeres dedicada al procesamiento de manteca de karité. «Antes trabajábamos exclusivamente con leña, lo cual era agotador y perjudicial», recuerda. «Ahora utilizamos cocinas mejoradas y bombas de agua alimentadas con energía solar. Nuestros ingresos han aumentado y puedo pagar la educación de mis hijos», detalla la cooperativista.

    Convolbo participó en una visita de intercambio de conocimientos en Ruanda y regresó al país inspirada para reestructurar las finanzas de su cooperativa. «La energía limpia no solo cambió nuestra forma de cocinar, sino también nuestra forma de vivir», afirma.

    Fuente: ipsnoticias y oxfam.org