La primera vez que se tuvo conocimiento de este espectacular gasterópodo nudibranquio fue en 1705 en aguas mediterráneas tras ser descubierto por un zoólogo alemán
Redacción
Varios ejemplares de dragón azul (Glaucus atlanticus) fueron avistados en agosto de hace dos años en las playas alicantinas de La Mata (Torrevieja), La Roqueta (Guardamar del Segura) y la cala de Las Estacas (Orihuela), según publican varias revistas científicas tras el trabajo realizado por tres biólogos de la Universidad de Murcia.
Unos meses después de este hallazgo en el Mediterráneo, varios dragones azules se dejaron ver en las islas Canarias. Pusieron en alerta a la población, ya que su picadura puede ser peligrosa -pero no letal- al traspasar sustancias venenosas que van almacenando de sus presas.
La primera vez que este espectacular gasterópodo nudibranquio fue detectado en aguas mediterráneas, concretamente de Eivissa, fue en 1705. Las primeras descripciones fueron realizadas por Johann Philipp Breyne, en ‘De plantis & insectis quibusdam rarioribus in Hispania observatis’ hace tres siglos a partir de un ejemplar hallado cerca de Eivissa y considerado inicialmente por ese científico nacido en Danzig como una especie de sanguijuela.
Este bello animal, si bien puede parecer atractivo, puede ser bastante peligroso. Es un animal venenoso, y las toxinas las obtiene de sus presas, principalmente la vela púrpura y la carabela portuguesa. Así que si ves alguno este verano, tiene que tener cuidado de tocarlo y no debes pensar en cogerlo.
Estos animales son característicos de diferentes océanos del mundo. Concretamente del Atlántico, del Pacífico y del Índico, aunque son más fáciles de encontrar si nos aproximamos hacia aguas cálidas y templadas.
El ‘dragón azul’ originariamente llamado Glaucus Atalnticus es un molusco gasterópodo del orden de los nudibraquios. Su tamaño varía entre los 3 y los 4 centímetros de largo, y se caracterizan por una coloración azul plateada en su parte dorsal y unas rayas azules oscuras casi negras en sus extremidades.
Su aspecto inspiró el nombre común por el que se conoce a esta especie de babosa de mar que, a diferencia de los seres mitológicos, no vuelan, sino que se desplazan por las aguas de las costas sudafricanas, europeas, australianas, y también en aguas templadas y tropicales.
Fuentes: diariodeibiza / huffingtonpost