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    El zapato de tacón, una moda de hombres que ‘robaron’ las mujeres

    Este calzado, convertido hoy en símbolo de feminidad, tiene su origen en civilizaciones antiguas como la egipcia y la persa, donde era usado en exclusiva por los jinetes y la nobleza

    Chapines rojos.

    Mónica Ledesma / NoticiasPositivas.com

    Transformados hoy en símbolo de feminidad y glamour, los zapatos de tacón no fueron en su origen ideados para las mujeres, sino como un accesorio exclusivo para hombres en civilizaciones como la egipcia, la persa o la griega. Durante siglos, estas alzas se convirtieron en un arma de poder y ya, desde el antiguo Egipto, los faraones se distinguían del resto de la población por el tipo de calzado.

    Asimismo, en la Grecia antigua, los actores de teatro utilizaban una especia de tacones, conocidos como kothorni. Tenían una suela de corcho de madera y medían entre 8 y 10 centímetros, pero lo cierto es que en sus orígenes no fueron un calzado diseñado para caminar sino para actuar o practicar equitación.

    “Cuando los soldados persas se aferraban a sus estribos, el tacón ayudaba a sujetarse al caballo y así poder disparar sus flechas con más precisión”, afirma Elizabeth Semmeljhack del Museo Bata Sho en Toronto en una entrevista a la BBC. Por tanto, fueron los impulsores en el siglo X del tacón, concepto que sería adoptado nueve siglos después por el vaquero americano.

    Zapatos antiguos en el Museo Bally.

    Asimismo, la experta apunta que al finales del siglo XVI, el Shah Abbas I tenía la caballería más grande del mundo y como el monarca deseaba establecer lazos con gobernantes en Europa Occidental con el fin de tener aliados a la hora de enfrentar a su mayor enemigo, el Imperio Otomano, en 1599 envió su primera misión diplomática a Europa, específicamente a las cortes de Rusia, Noruega, Alemania y España.

    Una ola de interés en todo lo que tenía que ver con Persia inundó entonces a Europa. Los zapatos al estilo persa fueron adoptados por aristócratas que buscaron tener una apariencia viril, una masculinidad que de repente sólo podía alcanzarse calzando zapatos de tacón. Cuando este complemento llegó a las clases más bajas, la aristocracia respondió aumentando la altura, con lo que nació oficialmente el zapato de tacón alto.

    Estatua de un guerrero persa con zapato de tacón.

    Durante la Edad Media, el tacón volvió a ponerse de moda pero con la función de poder pisar las calzadas. Eran más parecidos a unas sandalias acolchadas que elevaban el pie para no dañarlo, llamándose estampados y que, posteriormente, derivaron en el conocido zueco. Ya a principios del siglo XVI, el tacón se adaptó a la vestimenta masculina, que estaba enfocada en resaltar las pantorrillas y los muslos de los hombres. En este caso, los tacones, las medias ajustadas y pantalones flojos ayudaban a dar mayor realce a esta parte del cuerpo.

    La prenda se volvió tan famosa que en Francia, en 1670, un decreto establecía que solo la nobleza podía utilizar zapatos de tacón. Durante el reinado de Luis XIV, conocido como el Rey Sol, los tacones simbolizaban estatus social, aparte de dar altura al monarca, que sólo medía 1,63 metros. Los tacones del Rey lo elevaban 10 centímetros y se decoraban con escenas de batallas, siempre de color rojo.

    En época del Rey Sol, el diseño del tacón hizo una ligera variante para mujer que popularizó Madame de Pompadour, quien llegó a vestirlos haciendo de su estilo un nombre, los llamados tacones Pompadour.

    En el Renacimiento se empezó añadiendo al zapato suelas de corcho, de cuero e incluso de madera que dejaban casi vertical la superficie de apoyo de la planta del pie, a lo que añadieron un tacón más bien alto que iba estrechándose según alcanzaba la superficie del suelo. Ya era usado tanto por mujeres como por hombres y, este caso, en Venecia tuvieron su gran auge con los denominados chapines.

    Zapatos de tacón del Rey Sol.

    En el Museo Bally del zapato, ubicado en la ciudad suiza de Schoenenwerd, se pueden contemplar unos chapines del siglo XVI, con plataforma inclinada de corcho de diecisiete centímetros de altura. Generalmente, el uso de estos zapatos requería de un acompañante para sujetarse de su brazo.

    El Barroco también puso de moda los zapatos de tacón muy alto en el intento estético de realzar el busto en las damas, señalar o marcar más rotundamente los escotes y establecer el equilibrio de la silueta. También se buscaba dar prestancia a la silueta masculina, pero se abusaba tanto, que los señores tenían que ayudarse del bastón para no caerse.

    También esta moda llegó a Gran Bretaña y al rey Carlos II de Inglaterra, en su coronación en 1661, se le representa calzando un enorme par rojo, con tacones estilo francés pese a que él medía 1,85 metros sin ellos.

    El calzado cambió en el siglo XVIII, en el caso de los hombres este pasó a ser más ancho y robusto y las mujeres comenzaron a usar tacón más fino y curvo. “En la década de 1630 ya había mujeres con el pelo corto”, afirma Semmelhack. “Fumaban pipa y llevaban sombreros que tenían diseños muy masculinos. Es por esta razón que adoptaron los zapatos de tacón en un esfuerzo por masculinizar su vestuario”. Una moda de hombres que las féminas fueron copiando para su armario.

    Desde ese momento la clase alta europea adoptó una moda de zapatos unisex, pero en 1730 los hombres dejaron de usar tacones altos y este tipo de zapatos pasó a ser de uso casi exclusivo de las mujeres. “En ese momento se ve un cambio en los tacones”, indica Helen Persson, experta del Museo de Alberto y Victoria de Londres.

    No obstante, las mujeres dejaron de utilizar el zapato de tacón durante el periodo de la Ilustración, por su poca utilidad práctica. La Revolución Francesa impuso el zapato plano para todos, aunque sólo temporalmente. Sus líderes prohibieron las pelucas empolvadas y los tacones como símbolo de una época de excesivo lujo y opulencia.

    El origen del Stiletto

    Pero curiosamente, sería en esta época cuando nació el Stiletto, cuyo nombre se le atribuye al comerciante y diseñador italiano Giacomo Pirandelli, Barón de Styletto, quien diseñó y produjo a finales de la década de 1760 un calzado con un tacón de aguja, dando lugar al origen del tacón delgado y alto tal y como lo conocemos actualmente.

    No obstante, los zapatos de tacón relacionados directamente con el mundo de la moda llegaron en la década de 1950, cuando Roger Vivier, diseñador de Dior en esa época, colocó varillas de acero en los tacones de aguja, elevó así su estructura a más de 7 centímetros y aplicó nuevos materiales y técnicas de las aeronaves a la fabricación de zapatos.

    Los primeros diseñadores en arriesgarse y apropiarse de este diseño fueron Salvatore Ferragamo y André Perugia, quienes junto a Vivier, son reconocidos por haber creado los primeros stilettos. En el momento en que los tacones volvieron usarse, la fotografía contribuyó a cambiar la manera en que la moda y la mujer se veía a sí misma.

    La evolución del zapato de tacón se muestra en el museo suizo.

    Los que trabajaban en la pornografía fueron los primeros en usar la imagen como reclamo, tomando fotos de mujeres desnudas para postales en las que las modelos posaban sin ropa pero calzando tacones. Elizabeth Semmelhack cree que esta asociación con la pornografía convirtió a los tacones altos en accesorios eróticos y los delimitó para las mujeres.

    Pese a ello, en la década de 1960 regresó el tacón bajo en las botas de vaqueros y en los 70 los hombres lucieron zapatos de plataforma. También los grupos de rock de finales del siglo XX, como Aerosmith y Mötley Crue, adoptaron estilos similares, mientras que artistas de glam rock como Kiss y David Bowie optaron por versiones más ostentosas de los tacones y plataformas.

    Luego llegarían grandes diseñadores como Manolo Blahnik, Jimmy Choo o Christian Louboutin, entre otros, con unas creaciones de zapatos de tacón que estilizaban la figura entre materiales de lujo y alturas impensables. Si Cleopatra hubiera podido llegar al siglo XXI, con toda seguridad habría llevado las suelas rojas de Louboutin.

    En la década de los 80 los drag queen pusieron otra vez de moda el regreso de las plataformas a los hombres, a lo que se sumó años más tarde las botas Chelsea en los guardarropas masculinos, que volvió a retrotraer los tacones a su origen inicial. A partir de entonces, las líneas sin género alrededor de la ropa y los accesorios han ido abriéndose camino en la moda urbana y en pleno siglo XXI ya es frecuente ver a hombres que vuelven a calzar tacón.

    Roger Vivier, padre del tacón femenino actual.

    Al igual que en la ropa, la desclasificación de los tacones como zapato de mujer continúa desarrollándose a medida que la moda se despoja de adjetivos y se desliga de la identidad de género y la sexualidad. El tacón, simplemente, es un calzado para mirar el mundo desde lo alto, sin depender de que lo lleve un hombre o una mujer.