Redacción
WASP-107 b, un exoplaneta sorprendentemente ligero, revela sus secretos gracias a los datos del telescopio espacial James Webb. Situada a unos 200 años luz, esta gigante gaseosa intriga por su composición atmosférica atípica y su núcleo masivo, desafiando las expectativas de los científicos.
Los últimos análisis de la atmósfera de WASP-107 b revelan una cantidad de metano mucho menor de lo esperado, acompañada de un núcleo de tamaño sorprendente. Estos descubrimientos, derivados de las mediciones del telescopio espacial James Webb, abren nuevas perspectivas sobre la química atmosférica y la dinámica interna de los exoplanetas.
El profesor David Sing, de la Universidad Johns Hopkins, destaca la importancia de conocer la masa, el radio, la composición atmosférica y la temperatura interna para entender la estructura interna de los exoplanetas. Los datos muestran que el núcleo de WASP-107 b es doce veces más masivo que el de la Tierra, aunque su contenido en metano es mil veces inferior a las previsiones.
Este planeta, envuelto en una atmósfera similar a un algodón de azúcar, orbita cerca de su estrella, lo que hace improbable cualquier habitabilidad. Sin embargo, su estudio podría proporcionar pistas valiosas sobre la evolución de los planetas en una etapa avanzada.
El bajo nivel de metano observado ha sorprendido a los investigadores, sugiriendo que este gas se transforma en otros compuestos a medida que asciende en la atmósfera. Las mediciones también revelaron la presencia de dióxido de azufre, vapor de agua, dióxido de carbono y monóxido de carbono, indicando una abundancia de elementos pesados superior a la de Urano y Neptuno.
Estos descubrimientos permiten una mejor comprensión de los procesos químicos dinámicos en las atmósferas exoplanetarias extremas. El profesor Sing planea estudiar 25 planetas adicionales con el telescopio Webb para profundizar esta comprensión.
Zafar Rustamkulov, doctorando en ciencias planetarias, señala que el calor interno de WASP-107 b influye en la química de su atmósfera, destruyendo el metano y produciendo elevadas cantidades de dióxido de carbono y monóxido de carbono. Los investigadores piensan que el planeta es estirado por su estrella, lo que podría explicar su núcleo caliente.
La investigación continua busca establecer vínculos claros entre el interior de los exoplanetas y sus atmósferas, como lo demostró la detección de dióxido de azufre en WASP-39 el año pasado. El equipo de Johns Hopkins espera descubrir cómo estas fuerzas influyen en el calor interno y la dinámica química de WASP-107 b.
Fuente: TechnoCience