Redacción
Dormimos todos los días y este proceso es uno de los que más impacto tiene en nuestro bienestar. Si dormimos bien, somos más productivas, estamos de mejor humor, tenemos más energía. Si dormimos bien somos más felices y viceversa, cuando somos más felices, dormimos mejor. Y es curioso lo diferentes que somos al dormir. Unos lo hacen boca arriba. Otros de lado. Otros boca abajo.
Para Inés Montero Sánchez, traumatóloga, esta postura es la mejor opción para evitar dolores crónicos, pero durante el sueño son muchos los factores que pueden interferir en nuestra postura. Puede que elijamos una u otra en función de aspectos psicológicos. Por ejemplo, ¿qué significa dormir siempre abrazando la almohada según la psicología?
La doctora Clara Muñoz, investigadora y biomédica, explicaba en Bedlab que dormir abrazados a la almohada no es algo malo. Al contrario, se habla de que existen “varios beneficios asociados a esta práctica que pueden mejorar tanto nuestra salud física como mental”, como por ejemplo que mejora la calidad del sueño, reduce los ronquidos o da una mayor sensación de confort. A nivel de significado, existen diferentes interpretaciones relacionadas con la psicología y las emociones, pero quiero decirte que no están todas las que son ni tienes por qué tenerlas todas. Es posible que en tu caso duermas abrazada a la almohada por simple comodidad
Una de las interpretaciones de abrazar una almohada es que la persona que lo hace busca confort y seguridad, una especie de “consuelo” como lo sería abrazar a alguien querido. La almohada actuaría como un sustituto de esa cercanía emocional, aportándonos una sensación de seguridad y tranquilidad en personas que se sienten solas o que están pasando por una situación de estrés.

Este hábito puede indicar una necesidad de sentirse protegido y seguro, o simplemente una necesidad de contacto físico que puede ser sustituida por abrazar la almohada. Cuando abrazamos a otra persona se libera oxitocina, que de hecho es conocida como la “hormona del abrazo”. Abrazar la almohada puede producir también una liberación de oxitocina y darnos una sensación de cercanía aunque estemos durmiendo solos.
El gesto de dormir abrazando la almohada puede ser un movimiento inconsciente que nos calma y que busca reducir la activación de nuestro sistema nervioso simpático que se produce cuando estamos estresados, nerviosos o ansiosos. Puede funcionar como lo que en comunicación no verbal se conoce como autoadaptadores, esos gestos involuntarios y no intencionales que se utilizan con fines de autorregulación en distintas situaciones de la vida cotidiana y sin darnos cuenta, como mover la pierna, tocarnos la cara, colocarnos el pelo, apretarnos el brazo… Abrazar la almohada puede ser otra forma de calmarnos y reducir la tensión emocional acumulada a lo largo del día, como una forma de autorregulación.

Muñoz asegura que la necesidad de abrazar algo “puede estar relacionada con experiencias pasadas, recuerdos de la infancia o simplemente con una forma de buscar consuelo y calma ante el estrés diario”, y aunque hay quien asegura que dormir abrazado a la almohada es un síntoma de un “apego emocional”, lo cierto es que sacar conclusiones tan complejas basándose únicamente en este hábito es un error que deja fuera muchos otros aspectos que interfieren en la determinación de uno u otro tipo de apego.
Fuente: Trendencias