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    El récord mundial de Beatriz Flamini: 500 días incomunicada bajo tierra

    Redacción

    Con una cara sonriente y muy emocionada, la aventurera española Beatriz Flamini ha abandonado lo que ella ha definido como un reto “insuperable y excelente”. 500 días y 500 noches metida en una cueva de Granada en una hazaña que va más allá de lo deportivo.

    La experiencia ha tenido de todo: comidas, ejercicios, días malos y buenos, problemas y dificultades, dudas, cambios en cuerpo y mente, longitud de días y noches, sensación de haber entrado en un bucle eterno de tiempo detenido a las 4 de la madrugada, momentos de terror y euforia, falta de memoria y concentración, alucinaciones, cambios de humor, incidentes imprevistos que han podido mandar todo al garete, filosofadas sobre el sentido de la vida y lúcidas reflexiones no han faltado en este inédito experimento.

    Así ha sido el récord bajo tierra de Beatriz Flamini: 500 días en una cueva sin contacto exterior.

    Para lograr este récord, se ha creado un grupo de trabajo con los psicólogos e investigadores involucrados, con espeleólogos y entrenadores físicos, que han permanecido siempre conectados y al día sobre opiniones e hipótesis de todos en cada momento, y bajo la premisa de no interferir en el reto, tal y como lo planeó Beatriz.

    Durante el aislamiento, la principal función ha sido velar por la seguridad de Beatriz, controlando su estado de salud a través de los pasos por las cámaras de vigilancia y las tarjetas de vídeo y notas que han extraído de la sima.

    Plan de emergencias

    El Grupo de Actividades Espeleológicas de Motril (GAEM) se encargó de preparar de forma previa la cavidad para que pudiera ser habitada durante 500 días y elaboró un plan de emergencias, que incluía el cerramiento de la cueva para evitar caída de animales y prevenir la entrada de intrusos, y un amplio sendero hasta una explanada para hacer posible el aterrizaje de un helicóptero de evacuación en caso de emergencia.

    Tres momentos del reto.

    Otra de las funciones ha sido suministrarle alimentos y agua, y retirar la basura a través de intercambios que se hacían en un punto intermedio de la cavidad donde no ha sido posible cruzarse ni mantener comunicación.

    En suma, han sido necesarias una tonelada y media de materiales y alimentos para esta experiencia, en la que se han consumido 1.000 litros de agua y en la que Beatriz ha leído 60 libros.

    Fuente: 20 minutos.