Al pensar en México, ya sea en su gastronomía o en su paisaje, no puede pasar desapercibido el nopal. ‘Más mexicano que el nopal’, se suele decir, y es que es un ícono de su concepto de identidad, tanto, que hasta está estampado en el escudo nacional.
Redacción
Los nopales son especies del género Opuntia de la familia botánica Cactaceae, nativos de México, se ha expandido a otras partes del mundo a partir del S.XVI, en otros lugares conocidos como chumbera, higuera. Hay diversos géneros de nopal en toda América pero en México se encuentra la mayor cantidad de géneros y especies.
Son plantas carnosas, arbóreas de una a cinco metros de altura, con tallos o ramas (pencas) oblongas de forma aplanadas y de color verde que poseen espinas. Se encuentran desde el nivel del mar hasta cerca de 3.000 metros sobre el nivel del mar y pueden ser silvestres o cultivados.
En la parte superior de las pencas se forman las flores rojas, purpúreas, amarillas, etc. También tienen sus frutos (tunas) que son bayas ovoides carnosas, amarillas, rojas, anaranjadas o purpúreas y con numerosas semillas. Estas plantas son perennes y florecen principalmente de diciembre a junio
Es el ícono entre las plantas y flores comestibles, no sólo de la cocina mexicana, sino de toda la cultura centroamericana. El nopal es esa planta que se encuentra representada en el escudo nacional mexicano, pero que también juega un papel importante en su gastronomía.
Es la guarnición perfecta si se preparan como ensalada con cilantro, cebolla y chile; también sirven para complementar una buena taquiza si se asan al carbón; pueden ser la base de un buen guiso; pueden añadirse a una sopa de verduras e incluso tomarse en jugo combinado con naranja y apio. Es una planta sumamente nutritiva, es fuente importante de fibra y ayuda a controlar los niveles de colesterol y glucosa en sangre. Un poco babosos… pero muy ricos.
El nopal en penca es un platillo típico queretano (estado mexicano de Querétaro), que según su historia proviene desde la época prehispánica, y fueron los otomíes quienes, adaptados a su medio ambiente y dedicados a la recolección, comienzan a utilizar los elementos propios de su espacio geográfico, alimentos recurrentes de su entorno natural. La penca de nopal era conocida como “mextho”. Este platillo podemos encontrarlo en Bernal, Cadereyta o Tolimán, entre otros lugares.
Las diversas referencias históricas sobre el nopal se remontan a los primeros años de la Nueva España. En su Historia general de las cosas de la Nueva España, fray Bernardino de Sahagún describe el legendario y “monstruoso” nopal, como él le llama. Fray José de Acosta lo cita como un árbol célebre de la Nueva España, “si árbol se debe llamar a un montón de hojas o pencas unas sobre otras”.
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El nopal posee un insecto parásito, llamado grana cochinilla, que se alimenta transformando los jugos en ácido carmínico que químicamente es un derivado de la antraquinona y que posee el color rojo; se usaba para teñir textiles, en sus pinturas de murales y códices, en el decorado de templos y palacios, inclusive, la grana cochinilla era un producto tributario.
También hay mucha información, de que los nativos utilizaban esta planta como medicinal. Era usado por ejemplo, para la cura de quemaduras del cuerpo, para huesos rotos, para la infertilidad, amigdalitis y como cataplasma en contusiones e hinchazones.
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