La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza rebaja el grado de amenaza a vulnerable tras constatar que el felino ha pasado de 94 individuos en 2001 a los 2.000 actuales
Redacción
Han transcurrido 23 años desde que España emprendió el rescate del lince ibérico (Lynx pardinus), que se encontraba en un estado terminal, con solo 94 ejemplares en dos poblaciones separadas: 54 en Andújar (Jaén) y 40 en Doñana (Huelva). En la actualidad esa cifra ha subido a más de 2.000 linces, entre los que hay 648 adultos,
Esto ha llevado a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la máxima autoridad científica en protección de especies, a rebajar el grado de amenaza del felino, que pasa de estar en peligro de extinción a la categoría de vulnerable. Detrás del éxito se encuentran el aumento de la población de conejo ―su alimento preferido―, la mejora del hábitat, la reducción de muertes causadas por el hombre, la cría en cautividad y la suelta de ejemplares.
A pesar de esta reducción del grado de amenaza por parte de esta organización internacional, de momento no se ha producido ningún cambio de categoría a escala nacional o autonómica. Según ha incidido este jueves el Ministerio para la Transición Ecológica, “a pesar de estas buenas perspectivas, el lince ibérico aún tiene importantes amenazas y sigue constituyendo una prioridad respecto a los compromisos y responsabilidades en materia de protección de la biodiversidad en nuestro país, puesto que continúa en la categoría ‘En peligro de extinción’ en el Catálogo Español de Especies Amenazadas”.
Esta es la segunda ocasión en la que la UICN mejora la calificación del felino: en 2015 pasó de ser considerado en peligro crítico de extinción a en peligro de extinción. A pesar de los impresionantes avances, el lince continúa estando amenazado, advierten los expertos, sobre todo por las fluctuaciones de la población de conejo, diezmado por enfermedades. Se da la paradoja, de que, en este momento, la UICN mantiene al conejo silvestre con un mayor grado de amenaza ―en peligro― que al lince. Estos han sido los principales pasos en la recuperación de la emblemática especie.
“Es una noticia muy positiva, pero que nadie se ponga medallas, esto ha ocurrido gracias a un equipo donde había más de 100 personas”, comenta Miguel Ángel Simón, director de los proyectos de conservación del felino durante dos décadas hasta su jubilación en 2019.
“Sí, los principios fueron duros, pero no podíamos perder tiempo, había un sistema que cambiar y eso cuesta mucho, además teníamos que aprender a sacarlos adelante en cautividad y a preparar a los cachorros para vivir en la naturaleza”, rememora Astrid Vargas, que dirigió el programa de cría en cautividad del lince ibérico desde 2003 a 2010. Sus esfuerzos acabaron dando frutos.
Fuente: elpais.com