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    Lina Morgan y sus piernas de goma

    Redacción

    Otra mujer es la protagonista de esta serie en la que estamos recordando a aquellas actrices, actores, humoristas, cómicos y cómicas que nos han hecho la vida un poquito mejor.

    En esta ocasión, es el turno de María de los Ángeles López Segovia (Madrid, 1936-agosto, 2015). Más conocida como Lina Morgan, a vedette y actriz española de cine, teatro, musical radio y televisión. Nacida y criada en el barrio madrileño de La Latina, hija de un sastre y de una ama de casa, dio sus primeros pasos en el teatro español de masas por excelencia: la revista.

    Tenía una habilidad innata para conectar con el público y unas piernas de goma que movía de una manera imposible.

    Reproducimos la semblanza publicada con motivo de su muerte en Cinemanía del digital 20minutos.

    Tras haber estudiado Baile Clásico, comenzó a actuar profesionalmente a los 13 años. Tres años después pasa a formar parte de la famosísima compañía de Matías Colsada, en el seno de la cual adoptaría su seudónimo. Mientras se hacía popular sobre las tablas en compañía de Juanito Navarro, daba sus primeros pasos en el cine gracias a Tony Leblanc, que la fichó como secundaria para su debut como director El pobre García (1961). Luego intervendría en películas como Las que tienen que servir (José María Forqué, 1961, junto a Alfredo Landa, Manolo Gómez Bur y Concha Velasco, entre otros.

    El trabajo de Lina Morgan en programas de televisión ayudó a que el público se familiarizase con una figura que algunos denominaron de “antivedette”, puesto que compensaba la ausencia de un físico espectacular con una vis cómica en conexión directa con su auditorio. Su primer papel principal en el cine (Soltera y madre en la vida, 1969) era cuestión de tiempo. La fórmula que tanto éxito le había dado sobre las tablas funcionaba también en pantalla grande, con lo cual tuvo a su disposición vehículos de lucimiento como La tonta del bote, La graduada y La llamaban la Madrina, retirándose de facto del teatro. Esta etapa le permitió también participar en una película extraña y reivindicable: Una pareja… distinta (José María Forqué, 1974), la historia de amor entre una mujer barbuda de circo (ella) y un travestí por oficio con el rostro de José Luis López Vázquez.

    Lina Morgan durante un rodaje de Hostal Royal Manzanares./ Foto: RTVE.

    En 1978, Morgan y su hermano José Luis López Segovia aprovecharon sus ganancias para comprar el Teatro La Latina, aquel lugar que les había influido para dedicar sus vidas a la escena. Las obras que interpretó en él, como Vaya par de gemelas y El último tranvía, fueron retransmitidas en numerosas ocasiones por la televisión pública, con grandes éxitos de audiencia. Pero en 1993, cuando el declive de la revista era innegable, la actriz demostró su capacidad de supervivencia encontrando un nuevo medio a su servicio: las series de televisión. Primero fue Compuesta y sin novio, y en 1996 Hostal Royal Manzanares, que se mantuvo en el aire durante nada menos que cuatro temporadas. 

    Academia de baile Gloria (2001) y el programa de sketches ¿Se puede? (2004) tuvieron mucha menos repercusión y marcaron el comienzo de su declive. Sus últimos trabajos televisivos fueron como secundaria (A tortas con la vida) y como invitada especial en shows tales que Escenas de matrimonio y Aquí no hay quien viva. La muerte de su hermano y socio en 1996 le había supuesto un durísimo golpe del que, dicen, nunca se recuperó.

    Lina Morgan fue galardonada con el Premio Ondas, la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes y la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, entre otras distinciones.

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