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    Un español en el “hallazgo del siglo”, un pasadizo secreto en la pirámide de Kéops

    El científico zaragozano Héctor Gómez-Maluenda ha formado parte del proyecto ScanPyramids

    Redacción

    Héctor Gómez-Maluenda (Zaragoza, 1979), doctor en física nuclear y de partículas, reconoce que es más una “rata” de laboratorio que un aventurero, por eso define el último proyecto en el que ha trabajado como “la experiencia más apasionante” de su carrera científica.

    Como si se tratara de Indiana Jones ha viajado varias veces hasta Egipto para desentrañar los misterios ocultos en las pirámides. Ha cambiado, eso sí, el látigo por un detector de muones, un aparato que lanza rayos cósmicos y que el español y un equipo de científicos del proyecto ScanPyramids han utilizado para radiografiar la gran pirámide de Guiza. “El hecho de llevar tu experimento a un sitio tan original como las pirámides ha sido algo increíble”, relata.

    Más aún cuando se obtienen los resultados soñados, porque gracias a la tecnología de la muografía se ha descubierto la existencia de un pasadizo secreto nunca antes hallado y que podría llevar a la cámara funeraria del faraón Kéops, un misterio después de 4.500 años, ya que aún no se ha encontrado ni su momia ni su tesoro.

    Pregunta. Me imagino que el momento de descubrir el corredor sería muy emocionante.
    Respuesta. Mucho. Ver que lo que habías planificado en un despacho sale bien es muy satisfactorio. Ya en 2017 se descubrió una primera cavidad que tampoco se conocía, pero por su estructura su interés arqueológico era más limitado. Sin embargo, hallarla motivó continuar haciendo mediciones que han dado sus frutos ahora, con este pasadizo oculto.
    P. ¿Cuál ha sido tu papel en este descubrimiento?
    R. He participado en la instalación de los detectores de muones dentro de la pirámide (en lugares no visitados por turistas) y en el análisis de los datos posterior. Tuve que viajar en tres ocasiones al Cairo porque lo que hicimos fue tomar medidas desde diferentes puntos de vista. Así luego, triangulando las imágenes, obtuvimos una imagen final más precisa.
    P. ¿Fue complicado? El interior de las pirámides no es un sitio donde sea fácil moverse…
    R. Fue duro, porque instalamos los detectores en galerías auxiliares que existen o en cámaras subterráneas. Te puedes imaginar que el espacio ahí no es muy grande, estábamos en lugares que tenían menos de un metro de altura y había que trabajar en cuclillas, agachado, arrastrándose. Fueron además jornadas maratonianas, de 12 horas al día mínimo. Las comodidades de las pirámides no son las mismas que las de un laboratorio, con lo cual tuvimos que adaptar bastantes cosas de nuestros detectores para que pudiesen trabajar allí, pero bueno, como experiencia fue increíble. Te sentías un poco explorador.

    Quizás sea un túnel que puede estar escondiendo o protegiendo algo


    P. El exministro de Antigüedades de Egipto, Zahi Hawas, ha dicho que este es el hallazgo del siglo.
    R. Sí. Piensa que es una cámara que desde la construcción de la pirámide, hace unos 4.500 años, nadie sabía que estaba ahí. Entonces, a nivel arqueológico, a nivel histórico, es un gran descubrimiento. Ha levantado grandes expectativas.
    P. ¿Cómo se han utilizado los muones para identificar la cavidad?
    R. La muografía lo que te permite hacer es una radiografía, pero nosotros, en vez de usar rayos X utilizamos muones, que son partículas que se producen en la atmósfera y que llegan a la superficie terrestre a través de los rayos cósmicos. Los muones nos están atravesando todo el tiempo, para que te hagas una idea, si tú pones la mano en horizontal, hay un muon por segundo que te está atravesando la mano. El cuerpo humano tiene poca densidad y nos atraviesa sin problema, pero cuando hay objetos muy grandes o grandes cantidades de materia, estos muones sí que se pueden parar en el objeto. Entonces, el principio de la muografía es igual que el de la radiografía. Los objetos más densos paran los muones, los menos densos, paran menos muones, así obtenemos una imagen de contraste del objeto que se está estudiando.
    P. Y para medirlo llevasteis a Egipto los detectores de muones…
    R. Sí, son aparatos que desarrollamos en el CEA- Saclay, el centro de Energías Atómicas y Alternativas de Francia, donde trabajo y que colabora en este estudio. A partir de unos detectores que usábamos para los experimentos de física hicimos un instrumento un poco más compacto, portátil, que nos permitía desplazarlo al lado del objeto que queríamos estudiar, en este caso el interior de la pirámide.
    La imagen en contraste que obtuvimos la comparamos con una imagen que generamos con simulación por ordenador con todas las cavidades de la pirámide que se conocen hasta la fecha. Entonces, comparando la imagen real con la imagen simulada, cualquier diferencia que se observa está inducida por estructuras que existen en la realidad y que no se conocían. Analizando la imagen, la posición y el tamaño de la anomalía fuimos capaces de identificar el tamaño de la galería y su posición exacta.
    P. Cuéntanos los datos concretos que revelaron los muones…
    R. Descubrieron que existe una cavidad dentro de la pirámide de Keops, justo en la cara norte, detrás de la principal entrada. Se trata de un corredor de 9 metros de largo, 2’50 metros de ancho y 2 metros de alto. Esta tecnología ha permitido hallarlo, ahora les toca a los egiptólogos y los especialistas en arquitectura del antiguo Egipto averiguar qué esconde. No sé si es el descubrimiento del siglo, pero sí que puede ser el comienzo de futuros descubrimientos más importantes.
    P. Abre muchas teorías sobre lo que puede albergar
    R. Sí. Nosotros somos solo físicos, el análisis arqueológico no nos corresponde, pero en el equipo hay arqueólogos que barajan varias teorías, hay quien defiende que puede ser una cavidad levantada para repartir los pesos de las piedras que forman la estructura, hay quien opina que se trata de un corredor que pudo utilizarse para guardar las herramientas conforme se iba levantando la pirámide y que una vez que iba subiendo de nivel esa y otras cavidades se quedaban ahí sin utilizar, pero hay otros que opinan, como el famoso arqueólogo Zahi Hawas, que quizás sea un túnel que puede estar escondiendo o protegiendo algo, quizás la cámara funeraria de Kéops, que aún no se ha descubierto.
    P. ¿En cuánto tiempo podríamos saberlo?
    R. Es difícil de calcular, pero lo cierto es que el Ministerio de Antigüedades es muy reacio a dañar la pirámide, a hacerle agujeros o cosas así si no tienen pruebas de lo que van a encontrar. Tras los datos de nuestra investigación, que indicaron con mucha seguridad la existencia de la cavidad, accedieron a hacer una incisión mínima por la que se introdujo una cámara endoscópica de última generación, con un diámetro de solo 5 mm, y así se pudo ver en imagen real el corredor descubierto. Se vio que está vacío, pero a los nueve metros hay un muro de piedra. La cosa sería saber qué hay detrás de ese muro. No creo que se sepa rápido, quizá se tarde algún año hasta que se pueda avanzar en el tema.
    P. Este descubrimiento demuestra las múltiples aplicaciones de la ciencia…
    R. Exacto. Nosotros nos hemos basado tanto en unos detectores como en unas partículas que fueron descubiertas gracias a la investigación pura y dura, pero que al final, pensando en posibles aplicaciones más, digamos, sociales, vimos que podíamos contribuir a escanear el interior de las pirámides y el resultado ha sido increíble.
    P. ¿Qué otros usos sociales se le está dando a la muografía?
    R. Permite, por ejemplo, ver los volcanes por dentro. En este caso lo que se hace es monotorizar el cráter, porque en principio el cráter está siempre vacío, pero en el caso de que haya una erupción se va llenando de lava y eso la muografía lo puede detectar. Permite saber que está habiendo un movimiento de lava en el interior del volcán y eso hace posible alertar a la población de que se va a producir una erupción y adelantar así la evacuación.
    También es muy útil en cuestiones de seguridad nuclear, donde en mi trabajo estamos muy focalizados, porque esta técnica permite escanear el interior de los reactores nucleares. Es algo que se intentó hacer ya en el accidente de Fukushima, no con mucho éxito, porque en aquellos tiempos el detector que se intentó utilizar no era lo suficientemente bueno. Pero con nuestros detectores sí que hemos sido capaces de escanear un reactor nuclear e incluso reconstruirlo en tres dimensiones. También es un resultado que publicamos hace poco.
    Esto es muy útil porque cuando un reactor llega al fin de su operación, si conocemos la estructura real de su interior, su desmantelamiento es mucho más seguro. Por otro lado, en caso de accidente nuclear, la muografía podría proporcionar información esencial sobre si el combustible nuclear se ha desplazado o si ha caído al suelo porque se ha roto el núcleo del reactor, lo que permitiría gestionar mejor el accidente nuclear. Podríamos además, colocar el detector de muones con un robot, no haría falta acercarse al reactor y tomar una imagen, con lo que no se pondría en riesgo a ninguna persona en ese intento de obtener información de la estructura del reactor para intentar solucionar lo antes posible el problema.
    P. Todos los proyectos de los que me hablas son muy interesantes. De tu incursión en las pirámides, ¿con qué te quedas?
    R. Con la satisfacción del descubrimiento y con algunos momentos únicos que viví allí dentro. Piensa que trabajábamos cuando la pirámide estaba cerrada al público. Estar allí solos, en esa edificación construida hace miles de años, te llevaba inevitablemente a pensar en la historia de ese lugar, en el misterio de su construcción. Todo resultaba bastante abrumador…

    Una cosa que hice antes de salir de la pirámide por última vez fue subir un momento a la cámara del rey, a la cámara principal. Estar ahí, completamente solo, en silencio, fue una experiencia increíble, indescriptible. Me sentí muy afortunado.

    Fuente: niusdiario.es/ciencia-y-tecnologia