Redacción
Crear un nuevo fármaco y ponerlo en las farmacias cuesta una media de 2.600 millones de euros y entre 10 y 15 años de trabajo. Además, este largo y costoso proceso tiene una tasa de éxito bastante baja: de las decenas de miles de compuestos que inician esta especie de carrera de obstáculos, solo el 12% llega a convertirse en medicamento. Ante estas cifras, parece lógico pensar en una alternativa a la estrategia tradicional de búsqueda de nuevas moléculas con potencial terapéutico. El último libro de la colección ‘¿Qué sabemos de?’ (CSIC-Catarata) explica cómo se lleva a cabo el reposicionamiento y la reformulación de fármacos, dos de las opciones con más impacto y utilidad en las que trabajan tanto la comunidad científica como la industria farmacéutica para acelerar los plazos y reducir los elevados costes de la producción de nuevos medicamentos.
Las investigadoras del CSIC Nuria E. Campillo, Mª del Carmen Fernández y Mercedes Jiménez firman Nuevos usos para viejos medicamentos, “un recorrido que permitirá comprender el camino vital de un fármaco y las aproximaciones que podemos seguir para exprimir al máximo sus posibilidades”, afirman las científicas del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB).
El texto se adentra en la historia, el proceso y las aplicaciones del reposicionamiento y la reformulación. El reposicionamiento de fármacos busca nuevas aplicaciones para fármacos ya aprobados y en uso clínico. También puede investigar una nueva indicación para compuestos que no hayan llegado a las fases clínicas. “Se trata de una suerte de reciclaje de aquellos compuestos que se quedaron en alguna etapa del difícil camino hacia la obtención de un medicamento”, comentan las investigadoras. El reposicionamiento permite minimizar el riesgo de fallo, ya que el fármaco reposicionado ha demostrado ser seguro en ensayos clínicos en humanos, y reducir el tiempo de desarrollo, porque los estudios de seguridad e incluso la definición de formulaciones ya están completados. Además, su futuro es prometedor: “se estima que hasta el 75% de los fármacos conocidos pueden tener nuevos usos terapéuticos y que los medicamentos en uso clínico podrían utilizarse hasta en 20 aplicaciones diferentes de aquellas para las que fueron aprobados originalmente”.