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    El demonio de Tasmania regresa a Australia

    Una ONG ha liberado a 26 de estos mamíferos carnívoros buscando reintroducir este animal en una zona en la que habitó hace 3.000 años

    Redacción

    La asociación ecologista, Aussie Ark,  reveló que 26 de estos mamíferos carnívoros fueron liberados en un santuario de 400 hectáreas en Barrington Tops, a tres horas y media al norte de Sídney (sureste).

    Esta operación, realizada en julio y septiembre de 2020, es la primera etapa de un programa de conservación para crear una población preservada, teniendo en cuenta que, en la isla de Tasmania, el diablo sufre un cáncer contagioso.

    Demonio de Tasmania. Foto: Pen_Ash en Pixabay

    “El mayor predador indígena en el continente es el gato tigre de cola moteada que pesa un poco más de un kilo. Traer un animal de este tamaño es algo extraordinario”, dijo Faulkner, presidente de de la oenegé. No es peligroso para el hombre o el ganado, pero se defiende si le atacan y puede provocar heridas graves.

    Este marsupial nocturno de pelaje oscuro o negro, que desprende un fuerte olor cuando está nervioso, es víctima desde 1996 de una enfermedad, el tumor facial transmisible del diablo de Tasmania, que termina en muerte casi en el 100% de los casos, lo que significado la desaparición del 85% de su población, y ha situado a esta especie en peligro de extinción.

    Foto:Graabstein en Pixabay

    Se estima que actualmente hay 25.000 diablos en la naturaleza, frente a los 150.000 que había antes de la irrupción de la enfermedad. El programa busca crear una “población reservada”.

    Los diablos son una de las únicas soluciones naturales para controlar poblaciones de zorros y gatos, responsables de la gran mayoría de las 40 extinciones de especies de mamíferos en Australia.

    Foto: Petr Elvis en Pixabay

    El demonio es una de las siete especies que Aussie Ark planea reintroducir en el continente en los próximos años. Trabajos como este recuerdan la reintroducción del lobo en el parque estadounidense de Yellowstone en los años 1990, que, según los expertos, tuvo una serie de efectos positivos: regeneración de arbustos en las orillas de los ríos, estabilización de los cursos de agua, el regreso de pájaros y castores.

    Fuente: DW