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    Crean ropa con material viviente que además de sostenible es curativa

    Desarrollan un material basado en microalgas quje puede ser utilizado para vestir, realizar injertos de piel que curan e incluso generar oxígeno y energía en otros planetas

    Redacción

    La ciencia ficción ha explorado múltiples caminos para utilizar microorganismos en favor de la humanidad. Si bien es cierto que en la mayor parte de las ocasiones las relaciones proyectadas derivan en vivencias parásitas, las posibilidades son tan atractivas que no se deben descartar. Al menos así debe ser si se observa la investigación de la Universidad de Rochester y la Universidad de Tecnología de Delft que ha sido capaz de fabricar tejidos con una base vivientes con mayor resistencia y capacidad para crecer que pueden aplicarse en un futuro cercano incluso en lugares inhóspitos para el ser humano.

    Los científicos han empleado mecanismos sencillos y al alcance de casi cualquiera, aunque con un enfoque de futuro soñado. Con una impresora 3D y un material ecológico han desarrollado un tejido que se encuadra dentro de los sueños del ser humano. Para empezar, se trata de emplear un material viviente, ya que la base son microalgas a las que inyecta un material bacteriano para que desarrollen la fotosíntesis. Por simplificar, es como si la tinta de la impresora fuera la energía que revive las algas para que crezcan.

    Las ventajas de este proceso son múltiples. Para empezar, son sostenibles y respetuosas con el medio ambiente por su carácter biodegradable y no necesitan lavarse tan a menudo como las prendas convencionales. Pero además cuentan con la sorprendente capacidad de regenerarse puesto que se trata de materiales vivientes y esto permite volver a recuperar el tejido gracias al proceso de crecimiento de las algas al volver a colocar un trozo de material o al generar más del mismo.

    Otro beneficio sorprendente es su valor añadido en caso de querer colonizar otros planetas. Al recibir la luz del sol, este tejido puede convertir el agua y el dióxido de carbono en oxígeno y energía, como cualquier vegetal con la fotosíntesis. Esta energía liberada en forma de químicos puede aprovecharse para combustible, algo muy útil para la autonomía fuera del planeta Tierra. “Estamos fabricando un material que solo está centrado en la producción sostenible de energía. Nuestros materiales son un poco ‘las mejores partes de las plantas’, sin necesidad de producir otras partes de las plantas como las semillas y las raíces, que necesitan gastar recursos pero no producen energía”, explica Anne S. Meyer, profesora de Biología de la Universidad de Rochester en la presentación de los resultados.

    En tercer lugar, los tejidos cumplen con las necesidades de cualquier cliente en una tienda de ropa. “El material es lo suficientemente robusto para ser utilizado en la vida real”, asegura Srikkanth Balasubramanian, autor principal del estudio publicado en la revista científica Advanced Functional Materials. Por otra parte, que sea un material fuerte no significa que no sea flexible. Gracias a la celulosa bacteriana inyectada en las algas, se mantiene una flexibilidad y resistencia que incluso cuando el tejido es enrollado, apretujado o forzado conserva sus propiedades como cualquier otro similar empleado habitualmente en las ropas.

    El último efecto también entra dentro de la materia de la ciencia ficción: injertos de piel que curan heridas. “El oxígeno generado podría ayudar a empezar a curar una zona dañada o podría ayudar a continuar con una curación activada por la luz”, sostiene Meyer.

    A la vista de los beneficios, se puede pensar que en el futuro todo el mundo podría vestirse con ropa de microalgas y que esta moda podría llegar incluso a los astronautas. “Nuestros materiales vivos son prometedores porque pueden sobrevivir durante varios días sin acceso a agua o nutrientes, y el propio material puede utilizarse como semilla para cultivar nuevos materiales vivos”, recuerda Marie-Eve Aubin-Tam, profesora de Nanociencia en la Universidad de Tecnología de Delft que ha colaborado con el proyecto. “Esto abre la puerta a aplicaciones en zonas remotas, incluso en el espacio, donde el material puede ser sembrado in situ”, apunta sobre una posibilidad que podría formado parte del eje argumental de ‘El marciano’.

    Fuente: Men’s Health