La Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad sitúa a la semaglatudia y la tirzepatida como terapias de primera línea para bajar de peso con menos complicaciones médicas que causa este trastorno crónico y principal epidemia mundial
Redacción
Un documento de consenso científico para tratar la obesidad basado en un algoritmo y publicado en Nature Medicine avala la semaglutida (principio activo bajo las marcas Ozempic, Rybelsus y Wegoby, de Novo Nordisk) y tirzepatida (Mounjaro, de Eli Lilly) como tratamientos farmacológicos de elección. la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad los sitúa como terapias de primera línea para la obesidad y la mayoría de las complicaciones médicas que causa este trastorno crónico y principal epidemia mundial.
Importantes ensayos y datos de la práctica clínica habían posicionado la semaglutida y la tirzepatida como tratamientos de referencia para tratar la obesidad en adultos. Ahora, una relevante sociedad médica publica un algoritmo que consolida estos fármacos como terapias de elección tanto para tratar la obesidad como la mayoría de las comorbilidades que causa, como la diabetes tipo 2 y trastornos cardiovasculares.
Un equipo de autores, con participación española, ha revisado ahora la evidencia científica sobre los efectos de los medicamentos en la pérdida de peso total y en sus complicaciones, y ha diseñado un algoritmo para ayudar al personal médico a orientar el tratamiento, teniendo en cuenta el historial de cada paciente y los perfiles de acción de los medicamentos disponibles.
Las conclusiones, que recoge un artículo publicado en Nature Medicine, establecen el nuevo marco para tratar la obesidad y sus complicaciones con medicamentos definido por la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO por sus siglas en inglés). Las nuevas directrices contemplan que la semaglutida y tirzepatida sean el tratamiento de primera línea para esta enfermedad, que se considera la principal epidemia de salud en todo el mundo.

Ambas moléculas pertenecen a la clase de medicamentos que ha revolucionado en los últimos años la práctica médica en obesidad, llamados análogos del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1), respaldados ampliamente por ensayos clínicos y datos clínicos.
El documento concluye que la tirzepatida ha demostrado ser más eficaz en la reducción de peso en comparación con la semaglutida, pero ambos tratamientos son opciones válidas y seguras para el manejo de la obesidad en adultos. Igualmente, apunta, es fundamental que la elección del tratamiento sea realizada por un profesional de la salud, quien considerará las características individuales de cada paciente para determinar la opción más adecuada.
El estudio sienta las bases para que agencias reguladoras como la de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA), la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y por consecuente, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), modifiquen sus posicionamientos terapéuticos en el tratamiento de la obesidad con o sin complicaciones y en el tratamiento de la diabetes de tipo 2 con o sin complicaciones, partiendo de la semaglutida y la tirzepatida como fármacos de elección.
Ambos fármacos son considerados tratamientos de referencia para la obesidad en adultos, especialmente en aquellos con un índice de masa corporal (IMC) superior a 30 kg/m² o superior a 27 kg/m² con comorbilidades asociadas. La elección entre semaglutida y tirzepatida debe basarse en la evaluación individualizada del paciente, considerando factores como la eficacia deseada, el perfil de efectos secundarios y la respuesta al tratamiento.
El tratamiento de la diabetes y la obesidad ha pasado a una nueva fase en las últimas décadas desde que comenzaron las investigaciones con unos nuevos medicamentos pertenecientes a la familia de los análogos de GLP-1 (siglas del término agonistas del péptido similar al glucagón-1), que se usaban ya desde 2005 para la diabetes 2 en casos de obesidad (IMC>30kg/m2).
Estas moléculas no solo sirven para perder peso, sino que han mostrado efecto protector cardiovascular y renal e hígado graso, algunas de las complicaciones médicas más importantes de la obesidad causadas por los efectos nocivos del exceso de tejido graso en el organismo. Su empleo se ha asociado a un menor riesgo de padecer hasta 42 enfermedades y su impacto ha sido tal que otros sectores económicos han tenido que empezar a adaptarse.

Son unos péptidos (a grandes rasgos, un trozo de proteína) que actúan en el organismo imitando el efecto de esta hormona que produce el intestino, produciendo sensación de saciedad con pocas cantidades de alimentos y favoreciendo así la pérdida de peso.
El GLP-1 es una hormona producida por el intestino delgado que aumenta después de comer para regular los niveles de glucosa produciendo glucacón, una hormona que produce sensación de saciedad y “ordena” al organismo que no es necesario comer más. Actúa a través de los receptores GLP-1 de las células del páncreas, el sistema nervioso central y periférico y algunos vasos sanguíneos.
Los análogos GLP-1 (arGLP.1) aumentan la secreción de insulina dependiente de glucosa a través de este mecanismo del glucagón, lo que contribuye a un mejor control glucémico a la vez que ralentizan el vaciado gástrico y reducen el apetito al actuar sobre centros reguladores del hambre en el cerebro, lo que conduce a comer menos y por tanto, a adelgazar.
A lo largo de los años los investigadores observaron que los pacientes a los que se administraban varias moléculas que pertenecen a esta familia (exenatida, dulaglutida, liraglutida y semaglutida, sobre todo estos dos últimos), además de mejorar la diabetes, adelgazaban, con los este efecto asociado abrió una nueva línea de estudios clínicos para evaluarlos para tratar la obesidad sin diabetes asociada.
Los arGLP1no solo han mostrado beneficios en diabetes y en la pérdida de peso de entre el 15% y el 20%, sino también en la prevención de eventos cardiovasculares y en la mejora de la salud renal.

La semaglutida, detrás de los medicamentos GLP-1 desarrollados por Novo Nordisk y en España bajo marca Ozempic, Rybelsus y Wegovy, consigue una pérdida de peso media del 15%, un porcentaje que hasta su uso no se había alcanzado ni tan siquiera con la cirugía bariátrica, popularmente conocida como reducción de estómago.
La tirzepatida, (Mounjaro, de Eli Lilly) un agonista dual GLP-1+ GIP (siglas de péptido insulinotrópico dependiente de glucosa) ha mostrado pérdidas de peso medias del 10% aprobado para obesidad. En estudios recientes, la tirzepatida ha mostrado una mayor eficacia en la reducción de peso en comparación con la semaglutida. Por ejemplo, un ensayo clínico de fase 3b reveló que los pacientes tratados con tirzepatida perdieron un promedio del 20,2% de su peso corporal en 72 semanas, frente al 13,7% observado con semaglutida.
Ambos medicamentos requieren administración semanal por inyección subcutánea y pueden causar efectos secundarios gastrointestinales como náuseas, vómitos y diarrea, especialmente al inicio del tratamiento. La tirzepatida, debido a su mayor eficacia, puede presentar una mayor incidencia de estos efectos en comparación con la semaglutida.
Cristóbal Morales, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Vithas Sevilla, afirma que “es un cambio de paradigma o de enfoque que se centra en la pérdida de masa grasa y no en el objetivo de pérdida de peso en una balanza y que se centra en las complicaciones de la obesidad a la hora de elegir el tratamiento”, señala este experto en SMC España.
Fuente: Expansión