Cebiotex es una aplicación biodegradable que libera quimioterapia tras las operaciones a fin de atacar las posibles células no extirpadas
Redacción
“¿Con los niños quieres ganar dinero?”, tuvo que escucharse el ingeniero textil Joan Bertran cuando empezó a darle vueltas a una idea excéntrica contra los tumores cancerígenos en los niños: una nanofibra textil biodegradable que libera quimioterapia tras las operaciones a fin de atacar las posibles células cancerígenas no extirpadas.
Sara, la hija de un compañero de trabajo, había fallecido de cáncer a los seis años, tras cuatro de enfermedad, y Bertran, un kennedyano de Arenys de Mar, hizo suyo aquello de que “no te preguntes lo que tú país puede hacer por ti, sino lo que tú puedes hacer por tu país”.
“No podían extirparle el tumor”, resume. Y la niña se fue, con alas y para el cielo. Allí empezó Cebiotex, año 2012, después de tres de investigación preliminar para garantizar que la visión –casi obsesiva– de Bertran era factible: una membrama de nanofibra textil que se impregna con quimioterapia y es colocada en la misma mesa de operaciones tras la extirpación de los tumores.
La membrana ha superado la primera fase exigida a todo remedio por la Agencia Europea del Medicamento y ya ha entrado en la segunda fase en la que empezará a aplicarse a enfermos con cáncer de páncreas –de elevada mortalidad– y niños. En la primera fase de prueba entre adultos –los niños siempre quedan excluidos– no ha habido rechazo y la membrana alrededor de las arterias ha actuado eficazmente y sin rechazos durante 30 días contra los restos cancerígenos.
-Me repetían: ¡no se puede hacer! Y se ha hecho. De la muerte de una niña de seis años a esta fase segunda y prometedora han desfilado altibajos, alegrías y adversidades. Y una cierta incomprensión, asociada a la visión pecaminosa del dinero, como si el dinero en sí mismo fuera un pecado. -Ha sido una lucha puramente altruista. Pero llegó un momento en que sin dinero para financiar la membrana no podía seguir adelante.
ALTRUISMO
En los inicios, una persona próxima al proyecto se escandalizó sólo de pensar que algún día pudiera tener éxito, ayudar a curar ciertos cánceres –como ahora el de páncreas– y, en consecuencia, ser un avance aunque rentable… -Yo sólo quería curar a Sara. Nos quedamos en shock. Los ingenieros hacemos cosas…
No existía ni existe una membrana así en el mundo
JOAN BERTRÁN
La idea de crear un tejido que pudiera actuar nada más hecha la intervención fue recogida por el doctor Jaume Mora, oncólogo de Sant Joan de Deu de Barcelona. Aceptó colaborar, con el plus humano de que pertenecía a una familia de tradición textil en el Maresme. Todo en horas fuera de horarios laborales. Y con un objetivo muy claro, que aún hoy guía a Cebiotex: la membrana fue pensada para niños, si bien hoy también beneficia a los adultos.
Los progresos iniciales llegaron con esos apoyos desinteresados, amateurs, de profesionales de la UPC y el Hospital Joan de Deu. “No existía ni existe una membrana así en el mundo”, señala sin soberbia Joan Bertran. El artífice de la membrana fue el ingeniero José Tornero. Llegó un punto, sin embargo, en que lo que se necesitaba financiación. El tipo de tejido tan especial, la dosis a impregnar, la producción. Todo sin salir de Catalunya hasta que la membrana llamó a una puerta estrecha: Estados Unidos. El proyecto ha sido bendecido con su exposición ante el sector en la reciente reunión anual de la American Society of Clinical Oncology (ASCO) en Chicago.
Fuente: lavanguardia ciencia.unam