La propuesta de la comunidad unió a agricultores y pastores para resolver sus problemas con el agua
Redacción
En la búsqueda por la supervivencia, los agricultores y pastores de 12 aldeas del sur de Tanzania han adoptado un reglamento climáticamente inteligente tras meses de negociación, que puso fin a sus hostilidades y penurias por el agua.
Al ponerse el sol, sus tonos dorados atraviesan la neblina polvorienta de la estepa masái del norte de Tanzania, creando un espectáculo deslumbrante cuando el ganado deambula perezosamente por el paisaje árido mientras regresa a casa después de pastar.
Vestidos con túnicas rojas y brillantes, los jóvenes pastores masái silban rutinariamente mientras guían a las vacas, cabras y ovejas para que mantengan un camino unificado. La búsqueda por la supervivencia ha obligado a estos pastores en Oldonyo Sambu, en plena estepa masái, a competir por agua y pastura, cada vez más escasos, mientras intentan sustentar sus rebaños.
Sorprendentemente, a 670 kilómetros de esa estepa, en la aldea Ikolongo, al sur de Tanzania, la crítica situación de los consumidores de agua ha mejorado, gracias a una iniciativa de la comunidad que unió a agricultores y pastores para resolver sus problemas con el agua.
Sentado a la sombra de un árbol baobab, Leinot Leboo, de 47 años, observa a su ganado bebiendo agua de un estanque. Este momento de tranquilidad contrasta drásticamente con la situación en Oldonyo Sambu, donde los agricultores a menudo entran en conflicto con los pastores porque compiten por el agua. “No recuerdo ninguna pelea entre pastores y agricultores aquí. Conseguimos suficiente pasto y agua para nuestro ganado”, afirma Leboo. A diferencia de Oldonyo Sambu, los aldeanos locales crearon tierras específicas de pastoreo y puntos de agua para el ganado, con el fin de prevenir enfrentamientos con agricultores. Leboo expresa que “por lo general, traemos a nuestras vacas aquí y las dejamos pastar y beber sin perturbar”.
REGLAS ESTRICTAS
Tras meses de negociación entre residentes y autoridades del distrito locales, los aldeanos promulgaron un reglamento estricto, que al día de hoy, también fue adoptado y ratificado por 12 aldeas vecinas. “Estas reglas nos han ayudado a aliviar tensiones sobre el uso del agua”, explica Mashaka.
Solíamos pelear por cada gota de agua
MUSA CHACHA
En virtud de esta iniciativa, los residentes locales unieron fuerzas para construir pequeñas represas y embalses que redujeron la escasez del agua y aportan un suministro confiable para los agricultores y pastores. “Solíamos pelear por cada gota de agua”, dice Musa Chacha, un agricultor de la aldea Ikolongo. “Pero ahora, hay suficiente para todos y no hay motivos de pelea”, añade.
Gracias al trabajo conjunto y el manejo de recursos de manera sustentable, los aldeanos de Ikolongo construyeron una comunidad fuerte y resiliente.
Fuente: ipsnoticias